José Ángel Fernández Sedano, Cerillo para la historia del Academia Octavio y del balonmano gallego, vive sus horas más duras. El extremo vigués se lesionó el pasado sábado en el partido contra el Antequera. Lo tocaron en una finta, apoyó mal y su rodilla derecha crujió. Es la misma articulación que se lesionó en abril de 2011, ante el Huesca. De hecho, es más que posible que se trate de la misma lesión: rotura del ligamento cruzado. Hoy recibirá el diagnóstico definitivo. Cerillo se prepara para lo peor.

El jugador fue examinado ayer por Juan José García Cota, traumatólogo del Celta y la selección española entre otras muchas ocupaciones. El hecho de tratarse de una rodilla ya operada complica el diagnóstico por palpación. En la Clínica de Fátima la zona dañada también fue examinada mediante una resonancia. Hoy será analizada por segunda vez por un radiólogo.

Las sensaciones son pésimas. Si se confirma que Cerillo ha vuelto a romperse el ligamento cruzado, sufriría un duro golpe. El jugador es consciente de la gravedad de la situación. Tiene 33 años. La rehabilitación resultaría extraordinariamente exigente, más al tratarse de la misma lesión. Evidentemente serán los médicos los que aconsejen al jugador y quedan muchos detalles por conocerse.

La preocupación es intensa en el seno del club. No solo por la importancia de Cerillo en el actual proyecto. El vigués, como en tantas otras campañas, estaba siendo el máximo artillero de la escuadra. Pero Quique Domínguez cuenta en esa demarcación del extremo derecho con otra pieza solvente, Jabato, más habituado a realizar tareas defensivas pero con calidad sobrada para manejarse en ataque en División de Honor Plata.

El dolor trasciende la lectura de lo inmediato. El presidente, Javier Rodríguez, está muy afectado. Cerillo es un jugador especial para él. Lleva en el club desde niño. Y sumaba en esta campaña su decimoséptima con el primer equipo, en los altares junto a Pablo Macías, Andrés o Chivi, que tiene el récord con 18. Además, Cerillo se implica más allá de lo que compete a la cancha y hace labores de gerente.

El presidente lo tiene claro. Quiere a Cerillo en el club. Si se confirma la peor lesión, le animará a apurar todas las opciones que tenga a su alcance de recuperarse para seguir jugando. De entrada, ya le ofrece la renovación.