La Copa del Rey de balonmano cambia de formato. El habitual de las últimas décadas, una fase final reservada a los ocho primeros clasificados al final de la primera vuelta de la Liga Asobal, amplía su espectro. La Copa se "futboliza" en cierto sentido. La fase final se reduce a cuatro participantes. Antes, cuatro eliminatorias efectúan la criba. Los equipos de la División de Honor Plata abren fuego este fin de semana. Con más fastidio que ilusión.

La remodelación copera fue una de las primeras maniobras que efectuó Francisco Blázquez tras ser elegido presidente de la Federación Española. Ató bien los cabos. La asamblea lo aprobó. Ahora algunos se arrepiente; otros no se explican cómo salió adelante la propuesta. "Es una barbaridad", se escucha en los despachos.

Los ocho primeros en el ranking de Honor Plata (según la pasada temporada e incluyendo los descendidos de Asobal) visitan a los ocho últimos (incluyendo los ascendidos desde Primera Nacional) en la primera eliminatoria, a partido único. En el caso de los gallegos, el Octavio visita al Bordils gerundense (sábado, 20.00) y el Solla&Cía recibe en Chapela al Pozoblanco (sábado, 16.30). Los vencedores se medirán el 27 de noviembre, como locatarios, a los ocho últimos en el escalafón de Asobal también a partido único. En octavos entran en juego como visitantes los ocho mejores de la Asobal 2012-2013. Los cuartos ya serán a ida y vuelta, por sorteo puro. Aunque en realidad son pocos los que tienen claro el nuevo sistema. Se supone que el Barça B puede participar. Sólo tendrá vetada la final contra su primer equipo. Y no puede descartarse que el poderoso filial azulgrana llegue a las últimas instancias coperas.

La reforma premia en teoría a los equipos de Honor Plata que superen la primera ronda con la visita a su cancha de una escuadra de Asobal. Pero el deterioro de los clubes españoles resta atractivo. Difícil pensar en buenas taquillas. Muchas directivas lamentan más el gasto en el desplazamiento, si tienen que viajar, o en el arbitraje, que supera los 1.500 euros. Un exceso en una época en la que cada céntimo cuesta sangre.

Al Octavio le toca viajar y además a larga distancia. Al Bordils ya lo derrotaron en la primera jornada liguera. La escuadra catalana, sin embargo, ha recuperado efectivos. Y es poderosa en su cancha, de reducidas dimensiones y ruidoso público. Las bajas académicas (Vargas, Fran González, Manu Martínez) incrementan el hándicap vigués. No forzar a los tocados es la única concesión que Quique Domínguez se permite. "Prepararemos el partido como uno más. Con lo que tenemos intentaremos ganar a un rival duro", asegura.

Buena prueba de cómo están ajustando los clubes sus gastos es lo que ha sucedido con el Pozoblanco. El equipo andaluz, aprovechando su visita copera a Chapela, pretendía disputar también de forma consecutiva el partido liguero. Así se ahorraban uno de los desplazamientos más caros. Ya existía acuerdo con el Solla&Cía. Este viernes se iba a jugar el choque de liga, el prioritario; al día siguiente, el copero. El Comité de Competición, sin embargo, no lo ha autorizado porque el Solla&Cía-Pozoblanco correspondía a la segunda vuelta de Honor Plata.

Fran Teixeira se consuela. El técnico chapeleiro tiene a Ángel, Fabián y Chema maltrechos. Afrontarán la Copa "para disfrutarla, sin la tensión de la liga, y con la intención de pasar para que venga a Chapela un equipo de Asobal". Pero si cae, no habrá llantos. Entre las ventajas, además del ahorro, estará el descanso en el fin de semana del 27 de noviembre.