La felina agilidad de Yoel y el olfato goleador de Charles y Nolito relanzaron ayer al Celta, que puso fin en Sevilla al descrédito que le perseguía como visitante la pasada temporada y sumó una victoria que vale su peso en oro en un agitado partido. Los reflejos del portero de Castrelos, que evitó que el Betis se pusiera por delante con media docena de paradas magistrales, permitieron a los celestes salir con vida de un primer tiempo desangelado -en el que debieron ser goleados- y sentaron las bases de la reacción tras el intervalo, con una segunda parte más que interesante en la que el cuadro de Luis Enrique, templó sus nervios, se asentó sobre el campo y, con Charles y Nolito como puntas de lanza, mostró una apreciable pegada.

Cuatro puntos de seis posibles suman los celestes en un tranquilizador arranque de curso en el que el equipo, pese a algunos desajustes importantes, sigue regalando motivos para creer.

En fútbol no es aconsejable cambiar lo que funciona y a esta máxima se agarró ayer Luis Enrique, que repitió en el Benito Villamarín los hombres y el esquema que tan cálida impresión causaron el lunes en el duelo inaugural frente al Espanyol. Parece que el técnico asturiano cuenta ya con un dibujo y un once tipo más o menos definido que con algún ligero retoque -las molestias musculares llevaron de nuevo a Rafinha al banquillo- será el elegido para tratar de consolidar al Celta en la categoría. Para ello era poco menos que imprescindible que el equipo se quitase de encima el complejo de visitante incompetente que tantos problemas lo originó la pasada temporada y el oponente, un equipo de pelaje europeo bien conjuntado y dirigido, y el escenario, abiertamente hostil, suponían todo un desafío. Porque el Betis arrancó en tromba, acaparó la pelota y enseguida puso en aprietos a Yoel con un disparo emponzoñado de Verdú que el portero celeste sacó con los puños. Un aviso del meneo que se le venía encima a los celestes, que se vieron desbordados por una apisonadora. No tardó Yoel en hacer méritos para confirmar a Luis Enrique que no se ha equivocado al entregarle la portería. Al cuarto de hora el cancerbero de Castrelos ya había salvado al Celta con dos paradas prodigiosas; antes del descanso el número de intervenciones salvadoras de Yoel sumaba ya media docena. Y de todos los colores: sostenido en el aire para desviar con reflejos felinos un cabezazo a bocajarro de Paulao, interceptando con el pie un mano a mano con el veloz Cedric, desviando a córner un disparo lejano de Nosa, atrapando un tiro de Molina... Incluso cuando se vio batido tuvo suerte el portero del Celta, pues el Betis estrelló el balón en el travesaño.

La impresionante actuación de Yoel en medio del bombardeo mantuvo al Celta en el partido, pero no ocultó sus carencias. El Betis encontró de hecho una autopista por el carril de Toni, que sure para adaptarse a la posición de lateral,y cargó con peligro por el costado más frágil generando numerosos problemas al Celta. Por ahí llegaron las ocasiones más claras de los verdiblancos, que también encontraron facilidades en las jugadas a balón parado.

Los celestes sobrevivieron a duras penas al vendaval amparados en la inmensa seguridad de su portero y cierto rigor táctico, pero estuvieron casi siempre a expensas del rival mejor plantado y más ambicioso que se apoderó de la pelota y marcó el compás del juego sin dar al Celta derecho a réplica.

A pesar de los enormes problemas para mantenerse en pie, los celestes esbozaron un par de movimientos de ataque interesantes. El equipo de Luis Enrique mostró de hecho buenas maneras a la hora de lanzar el contragolpe. Lo armó rápido, en oleada, y con sentido, pero faltó precisión en la finalización -Toni tampoco estuvo fino ayer en esta faceta- y las pocas jugadas que auguraban peligro murieron antes de llegar al área.

La mejor opción de los vigueses en el primer tiempo llegó precisamente en una contra que Nolito estrelló contra Sara tras una buena asistencia de Charles. Fue justamente el brasileño el que protagonizó la mejor acción ofensiva del Celta tras el descanso estrellando un formidable cabezazo cruzado en la madera tras un buen centro de Toni. La acción mejoró al Celta, que adelantó la línea de presión, igualó al Betis en el juego, y cortejó de nuevo el gol con una acción que Krohn-Dehli, solo en el cogollo del área, no alcanzó a rematar.

Poco a poco el conjunto de Luis Enrique se fue templando, asentó mejor su defensa, afinó en el pase y encontró el camino de la portería del argentino Guillermo Sara. La primera puñalada (en fuera de juego muy difícil de apreciar) se la asestó al Betis Charles, que sale a gol por partido y se ha revelado como un completísimo delantero, tras recibir de Nolito frente a Sara, controlar con parsimonia, y fusilar sin contemplaciones al cancerbero verdiblanco. Y antes de que el Betis pudiese rehacerse Nolito volvió a golpear en la línea de flotación del equipo de Pepe Mel batiendo a Sara con un disparo ajustado al palo.

El técnico verdiblanco reaccionó sacando a Rubén Castro, su renqueante hombre gol, y Luis Enrique replicó haciendo debutar a David Costas, que suplió a Augusto para cerrar el camino hacia Yoel con una defensa de cinco. Lo consiguió a medias porque el Betis no renunció a la remontada y la rigurosa expulsión de Oubiña por doble amarilla dejó al Celta en inferioridad en los últimos diez minutos de partido. La persistencia del Betis tuvo como recompensa el gol de Rubén Castro, un tipo implacable que aprovechó un cabezazo de Amaya para ganar al área y batir al infranqueable Yoel con un sutil disparo. Pero la suerte estaba ya echada y los celestes, bien plantados, contuvieron (a pesar del disparo al larguero de Chuli) las últimas embestidas de su enrabietado y peligroso rival.