El Barcelona despidió la gira asiática con una victoria sin brillo en Kuala Lumpur, ante el Malaysia XI (1-3), un esforzado combinado de jugadores de la Liga malaya que incomodó al conjunto azulgrana en algunas fases del partido, especialmente en la primera mitad.

Se le ha hecho larga esta gira al equipo que dirige el Tata Martino. Ayer se vio a los jugadores cansados, y con ganas de superar como fuera las exigencias de un partido tan plomizo como el clima de Malasia, para poder tomar cuanto antes el primer avión de vuelta a casa.

Sin Messi ni Pedro, con problemas físicos, al Barça le costó fabricar su fútbol. Además, sufrió un inesperado contratiempo con Cesc, que tuvo que abandonar el campo en la recta final del encuentro al torcerse el tobillo.

Precisamente fue el de Arenys el que abrió el marcador con un cabezazo a centro de Jordi Alba que contó con la colaboración del meta local Fahmi. Los azulgranas cobraban ventaja, pero su dominio había sido hasta entonces puramente territorial.

El combinado malayo no le había dejado maniobrar a su antojo y, por si fuera poco, amenazaba a Valdés con alguna llegada en velocidad. Norshahrul tuvo un mano a mano con el portero visitante que éste envió a córner y Aidil Zabwan volvió a ponerle a prueba con un tiro cruzado que se marchó fuera por poco antes de que llegara el empate: un trallazo a la escuadra de Amri tras un mal despeje de Alba en la frontal.

Sin embargo, la alegría local duró poco, porque Neymar volvería a adelantar a su equipo, justo antes de llegar al descanso, con un sutil gesto técnico en un maravilloso control orientado que le dejó la pelota en el sitio justo para impactarla directa a la red.

Si la primera mitad fue poco animada, aun lo sería mucho menos la segunda parte. Los malayos, correosos, duros en algunas fases y ordenados atrás, prácticamente renunciaron a atacar tras la reanudación, y el choque se convirtió en un frontón anodino que, además, contó con la falta de inspiración de los jugadores barcelonistas.

Adriano, Iniesta y Busquets lo intentaron desde lejos y con el punto de mira desviado antes de que Gerard Piqué marcara el tercero en un remate de delantero centro a falta de un cuarto de hora para el final y sentenciara definitivamente el partido, si no lo estaba ya.