El incombustible David Ferrer y el terco Tommy Robredo, que firmó este domingo su tercera remontada consecutiva en esta edición de Roland Garros, se jugarán un puesto para acceder a las semifinales de Roland Garros, que a falta de lo que haga mañana lunes Rafael Nadal contará al menos con un español entre los cuatro mejores.

La que no jugará esa ronda es Carla Suárez, que cayó en octavos frente a la italiana Silvia Errani por 5-7, 6-4 y 6-3, lo que dejó sin representación española al cuadro femenino.

En el masculino, será la quinta vez que Robredo juegue unos cuartos en París, una ronda que nunca ha superado, y la cuarta vez que lo haga Ferrer, que el año pasado alcanzó las semifinales.

Será un duelo entre dos de los jugadores más veteranos del circuito, con 31 años, todo un reto para la joven generación que todavía parece retrasar su eclosión.

Robredo se ganó el derecho a meterse entre los ocho mejores tras derrotar a Nicolás Almagro, que llegó a disponer de una renta de dos sets y 4-1 a favor en el tercero, pero que probó la medicina del catalán, abonado a las remontadas.

Encadena Robredo ya tres, algo que nadie había hecho en un Grand Slam desde que en 1927 lo consiguiera el francés Henri Cochet para apuntarse Wimbledon.

El catalán ya había remontado dos mangas en segunda ronda contra el holandés Igor Sijsling y de nuevo en tercera frente al francés Gael Monfils.

Pero esos precedentes parecían insuficientes para derrotar a Almagro, undécimo favorito, especialista en tierra batida y que había demostrado un elevado nivel de tenis hasta ese momento.

El murciano, que se las prometía felices, cedió entonces cinco juegos consecutivos y el set, una historia que se repitió casi calcada en el siguiente, cuando Almagro dominaba 4-2 y acabó cediendo el set.

El quinto fue un cara o cruz, por la fatiga de los dos y por el nerviosismo. El público se puso del lado del catalán, seducidos por su pundonor, y Almagro falló más de la cuenta. La manga cayó del lado de Robredo, que se derrumbó en lágrimas después de tanto esfuerzo.

Retorno lento pero seguro

Atrás quedaba una historia de superación, de tres partidos casi imposibles en este Roland Garros pero también de un año casi en blanco por un problema en los aductores de la pierna izquierda que le sumergieron en el puesto 470 del ránking y le alejaron de los mejores.

Su retorno fue lento pero seguro. Ganó en Casablanca y comenzó a sumar resultados y a avanzar en la clasificación, con la obsesión de llegar a Roland Garros como cabeza de serie. Al final lo consiguió por poco.

Su historia de superación tiene un nuevo reto, el de un Ferrer que encadena el sexto grande consecutivo en el que llega al menos a cuartos de final.

Poco trabajo le dio el sudafricano Kevin Anderson, al que derrotó por 6-3, 6-1, 6-1 en una hora y 45 minutos.

Ferrer llega a cuartos sin haber perdido un set, con un juego muy sólido y habiendo pasado en la pista la mitad de tiempo que su rival. Mientras a Robredo le ha costado 12 horas 15 minutos llegar a cuartos de final, Ferrer solo ha pasado 6 horas y 43 minutos.

David ya sabe lo que es jugar unas semifinales de un grande, que disputó en París el año pasado y en otras cuatro ocasiones, dos en el Abierto de Estados Unidos (2007 y 2012) y dos en el de Australia (2011 y 2013).

Y, además, se ha impuesto en seis de las ocho ocasiones en las que se ha medido a Robredo, incluido este año en las semifinales de la tierra batida del torneo de Buenos Aires.