Abel Resino cumplió su palabra. Puso sobre el terreno de juego casi el mismo once que doblegó la pasada jornada al Real Valladolid. El manchego convocaba para la final ante el Espanyol a 19 jugadores. Todos los disponibles formaban la expedición céltica en el encuentro más importante del presente curso futbolístico.

El toledano tenía que descartar a uno. Las incógnitas se centraban en el sustituto de Javi Varas y en el debate de si mantener a Bellvís y Cabral como titulares o si volver a apostar por Jony y Vila. El descarte parecía cantado. El elegido sería un central. El porriñés fue el elegido para estar en el banquillo ante cualquier problema que pudieran tener Andrés Túñez o el zaguero argentino. El elegido para ver el partido desde la grada de Balaídos fue Samuel LLorca. El alicantino, en el dique seco durante casi toda la temporada, se queda sin jugar un minuto desde su lesión en Copa del Rey en los Juegos del Mediterráneo.