Soy optimista porque, analizando las cosas, la situación ha mejorado considerablemente. Estábamos en estado comatoso y hemos pasado a planta. Esto me hace pensar de otra manera. Los rivales tienen partidos muy difíciles. Hace una semana casi no veía posible la salvación, en cambio, veo que nuestras opciones son sólidas. Sin embargo, hay algo que me preocupa: que en el transcurso de las dos horas que duran los partidos, las cosas puedan cambiar diametralmente. Unas veces podremos vernos descendidos y otras salvados. Por eso, lo fundamental es mantener la calma e ir solucionando los problemas que nos vaya poniendo el partido conforme se vayan produciendo, aunque va a ser inevitable estar pendientes del transistor.

Con el Espanyol no hay que confundirse. Porque aunque no haya primas a terceros, nuestra motivación y nuestra necesidad debe imponerse. Pero que nadie piense que nos va a regalar nada. Seguro que nos pondrá las cosas difíciles y será imprescindible mantener calma y leer las necesidades que vaya planteando el partido. Lo principal es ser perseverantes y hacer el cálculo para noventa minutos y no según vaya cambiando la situación.

El Celta tiene que tener muy claro que su partido fuera de Balaídos es el de Riazor. Hay que pensar que la Real Sociedad es un equipo que llega en un gran momento, juega muy bien al fútbol, tiene carácter y se está jugando nada menos que la clasificación para la Liga de Campeones. Por calidad y carácter, el equipo vasco es el mejor aliado con el que podíamos contar los celtistas en la actual situación. Necesita ganar casi tanto como nosotros, tiene un equipo excelente y extremadamente combativo y una mentalidad a prueba de bomba, como ha demostrado en su reciente remontada contra el Real Madrid. Por eso hay que acudir a Balaídos con mentalidad positiva e irnos con la misma mentalidad, pase lo que pase. Ser buen celtista se demuestra en los peores momentos.