El Celta agota su último cartucho este domingo en Valladolid. La importancia del partido es tal que un empate o una derrota envía directamente a los vigueses a Segunda División. Los tres puntos son condición indispensable para tratar de llegar con vida a la última jornada, un triunfo que debe venir acompañado de los tropiezos de Osasuna o Deportivo para seguir con opciones, y de Zaragoza y Mallorca para superarlos en la tabla. Por eso, no valen medias tintas y el vestuario es consciente de ello. La plantilla conserva el optimismo por el calendario que resta a los implicados en la pelea. Dos rivales con el objetivo ya cumplido como Valladolid y Espanyol esperan al Celta, un factor que se quiere aprovechar.

Los de Abel Resino afilan las garras y se conjuran para sacar la situación adelante. Todo pasa por hacer los deberes y derrotar al Valladolid. El Celta quiere demostrar que todavía tiene mucho por decir y se prepara para salir a por el partido desde el primer minuto, evitando pájaras como las sufridas en salidas recientes como ante el Betis, Mallorca o Deportivo, en las que el cuadro olívico se vio sobrepasado por la situación. Desde el seno del vestuario apelan a una alta intensidad desde el pitido inicial, demostrar ante un rival sin nada en juego que la permanencia está en juego.

"Es nuestra última bala, no debe haber ninguna duda de que el Celta es el que se juega todo, desde el primer segundo el equipo tiene que saber lo que quiere y la mejor manera de hacerlo es desde la intensidad, ir al 100% desde el principio", señala Pepe Serer, el segundo técnico de Abel Resino.

Los malos inicios de partido han jugado en muchos momentos una mala pasada al Celta, que sufre cuando va por detrás en el marcador. Para Álex López, "eso es algo que tiene que cambiar el domingo, hay que salir a tope porque no nos queda otra que ganar, nos jugamos nosotros más y se debe notar en la intensidad, en la concentración, hay que cambiar eso".

Serer proclama su fe en sus pupilos. El trabajo en estas dos semanas sin partido de Liga ha sido bueno y el equipo llega a la decisiva cita en óptimas condiciones para llevarse el gato al agua. "Han sido unos días exigentes y la respuesta ha sido magnífica, la gente está entrenando muy bien y no tienen ninguna duda para ir a la guerra", sostiene el valenciano.

Pase lo que pase, el Celta estará pendiente de lo que suceda en el Reyno de Navarra, la Rosaleda, el Benito Villamarín y el Vicente Calderón. La permanencia se juega en el resto del campos también. Salir con todo desde el principio ante el Valladolid y tratar de solucionar el encuentro por la vía rápida serviría para meter presión al resto de rivales.

"Sería perfecto que se resuelva pronto nuestro partido, el objetivo es ése pero no va a ser fácil porque el Valladolid es un gran equipo y juega muy bien pero se debe imponer la situación que tenemos", destaca Álex, que admite que "desgraciadamente dependemos de otros y será imposible desconectar. Si llegamos a la última jornada con vida a muchos les pueden pesar las piernas, soy optimista".

Uno de los puntos negativos del Celta durante toda la temporada ha sido su incapacidad para sobreponerse a los malos momentos y remontar partidos. Un mazazo primero del Valladolid al domingo podría hacer daño al equipo, algo que asume Serer, que espera que el choque siga un guion similar al que disputó el Celta en el Ciutat de Valencia ante el Levante, encuentro en el que los granotas no se jugaban nada. Allí, los vigueses jugaron una gran primera parte y se pusieron por delante antes del descanso.

"Podría ser semejante, hay que creer en lo que hacemos y queremos, poner toda la carne en el asador e ir para adelante, sabemos que nos cuesta remontar porque los nervios y la ansiedad juegan una mala pasada, más en la situación que estamos, no es fácil", afirma el preparador céltico, que está convencido de que el equipo, a diferencia del partido ante el Betis "no saldrá amordazado ni atenazado", sino con las garras bien afiladas y preparadas para la batalla.