Rafael Nadal alcanzó ayer su octava final del Masters 1000 de Roma, tras acabar por 6-2 y 6-4, en una hora y 17 minutos, con el checo Tomas Berdych. Nadal, quinta raqueta del mundo, buscará ahora revalidar su título de campeón y sumar su séptima corona en el torneo del Foro Itálico, ante Roger Federer, que se deshizo del francés Benoit Paire por 7-6 (5) y 6-4.

Con la victoria de ayer, el balear confirma la solvente trayectoria que ha mantenido desde que regresó a las pistas el pasado febrero, ya que ha alcanzado las finales de los ocho torneos que ha disputado y en los que, hasta el momento, se ha impuesto en cinco ocasiones.

La pista central del Foro Itálico asistió a la actuación de un sobrio Rafael Nadal, que dominó de principio a fin ante un rival que venía de remontar y ganar al número uno del mundo, el serbio Novak Djokovic, en cuartos. Líder absoluto de este torneo con seis títulos logrados en los últimos ocho años, el de Manacor sumó su decimotercera victoria consecutiva sobre Berdych.

Nadal lo tuvo fácil en el primer parcial que se apuntó en 33 minutos, y en el que, con plena autoridad, empezó rompiendo el primer servicio del checo.

Ya en el segundo, Berdych aguantó la embestida del de Manacor hasta el noveno juego, en el que Nadal le hizo un nuevo break' encarrilando así la victoria, que cerró al servicio en su segunda bola de partido.

"Es un sueño todo lo que me está pasando desde que he vuelto. He pasado un año realmente complicado en casa y llevaba tiempo sin hacer lo que me gusta. Después de meses de dudas, estoy dando la vuelta a la situación", explicó el español. Berdych sentenció que su rival "es ahora mejor jugador, y eso es así. No hay mucho más que decir".