Parece que los jugadores del Real Madrid han apostado por la autogestión para preparar la final de Copa del Rey ante el Atlético. Fruto quizás del enrarecido ambiente dentro del equipo, los futbolistas han entendido que cerrar filas y dejar las cosas claras antes del trascendental partido puede ser la mejor estrategia para superar la desgana de Mourinho en estas últimas semanas. Difícil trago para el portugués. Un entrenador acostumbrado a liderar a su grupo controlando hasta el más mínimo detalle se ve ahora obviado por sus propios jugadores. Yo no apostaría por su continuidad. Seguro que algo de autogestión fuera y dentro del campo es necesaria en un deporte tan complejo como el fútbol.

A diferencia del baloncesto o el balonmano, el entrenador no puede intervenir tan activamente en el juego como quisiera. Los futbolistas deben participar en la toma de decisiones. Piensen en la enorme capacidad de los jugadores de la selección española para entender el juego siempre de la manera adecuada. Claro que tampoco hay que pasarse. Hay que respetar también el plan de entrenador, aunque lo contario pueda parecer lo mejor. Me viene a la cabeza una anécdota que me contó una vez el admirado Arsenio Iglesias. En un partido en Las Gaunas, el equipo local les metió el segundo gol. El marcador era entonces de 2 a 0. El desconcierto del equipo ante la derrota era tal que el capitán se dirigió con urgencia al entrenador en busca de alguna orientación para cambiar el devenir del partido.

Debido quizás al ensordecedor griterío de los aficionados locales, la consigna del enfadado entrenador no fue bien entendida. Iros a cagar, propuso el técnico. El claro mensaje fue traducido rápidamente por el capitán a sus compañeros: atacar, atacar. El partido finalizó con un inesperado marcador de 2 a 3. Quizás la autogestión de un equipo no deba llegar a este punto. Hay que compartir una idea de juego con el entrenador. El problema viene cuando el plan del preparador y la percepción de los jugadores de lo que sucede tienen poco que ver. Entonces el problema no es la autogestión. Es algo más.