Las piedras en el camino de Sechu López hacia su nuevo reto desaparecen. La aparición de Juan Mosquera, propietario de la empresa viguesa Peixes Vimar, desencalla un proyecto que necesitaba apoyo económico para llegar a los 12.000 euros que el montañero estimaba necesarios, de los que la empresa aportará un 50%. Una satisfacción para el alpinista, que ya está deseando iniciar la aventura a pesar de tener que posponerla por unos problemas físicos hasta después del verano.

"Estoy muy agradecido a Peixes Vimar, si no fuera por ellos no empezaría a trabajar en esto. Podría forzar la recuperación pero no quiero arriesgar esta oportunidad porque el verano está demasiado cerca", señala Sechu.

Este cambio de planes supone también abandonar el objetivo que tenía en mente desde hace tiempo, el Broad Peak, situado en la cordillera del Karakórum, en la frontera entre China y Pakistán. Un reto muy apetecible para Sechu López pero que al retrasarlo hasta el otoño es imposible. El Himalaya centra ahora sus miras, un proyecto que en estos momentos no es más que un esbozo pero que, con cuatro meses por delante, será una realidad.

"Al cambiar de época, hay que cambiar de zona. Ahora tengo que empezar de cero ya que para el Karakórum tenía más o menos todo organizado. Tengo que buscar montaña, otras expediciones en el sitio para intentar meterte, es un cambio importante", señala.

El alpinista explora ya las distintas posibilidades que ofrece el Himalaya en otoño, "que no son muchas". La primera en la lista de Sechu López es el Shisha Pangma, su preferida, la que le ofrece más alicientes, aunque su localización geográfica en el Tíbet complica los permisos para ascender a su cima, en manos de China, que no siempre abre la mano.

"Es una montaña que me gusta por su propia morfología, tiene un corredor, el de los británicos, que es una ascensión muy atractiva y que además en los últimos tres años no ha subido nadie en esa época del año, aunque depende mucho de que haya otras expediciones en las que pueda entrar y que hay que pedir permiso directamente a los chinos y a veces no los conceden", destaca.

La opción B en la lista es el Cho-Oyu, al que se puede subir por la cara de China o la de Nepal, una montaña que para el vigués "es técnicamente más fácil, de las más asequibles de los 8.000, con menos dificultades técnicas. Sería la más alta a la que llegaría, ya que tiene unos metros más que el Annapurna".

Mucho se tendrían que torcer las cosas para que finalmente no fructificase alguna de estas dos posibilidades, aunque Sechu admite que siempre existen alternativas como el Everest o el Manaslu, que prefiere dejar para más adelante por diferentes razones.

"El Everest no entra de momento en mis planes, es una montaña hermosa por supuesto pero si algún día voy será sin oxígeno y antes quiero rodarme en montañas más bajas. En el Manaslu, aunque no hice cumbre, ya estuve y no tengo intención de ir de momento", dice.

Coronar el Annapurna el pasado año supuso para Sechu López llegar a la cima de la que está considerada la montaña "más peligrosa" del mundo, una experiencia que sin duda le va a ayudar a llevar con más tranquilidad su aventura en el Himalaya. "Son montañas más relajadas porque el Annapurna se lleva la palma, allí tienes más papeletas de que pase algo, en un principio será más tranquilo pero cuando vas a una montaña como ésta, sabes que hay una serie de riesgos que asumes", reconoce el vigués.

Precisamente, algo que cambiará al ir en otoño y no en verano serán las condiciones que tendrá a su regreso a Galicia cuando termine su expedición, que en principio durará entre 50 y 55 días. "El punto en contra es que si tienes congelaciones no es tan fácil la recuperación porque llega la época de frío en Vigo", explica Sechu López. Al fin y al cabo, gajes del oficio.