Un contratiempo lo devuelve a la actualidad. A A.C. Green le han robado dos de sus tres anillos de campeón (1987 y 2000) y otro conmemorativo, que los Lakers le regalaron en 2009. Conserva el de 1988. Los ladrones habían sido contratados para trasladar material a un almacén. Cada pieza está valorada en 25.000 dólares, si bien "el valor sentimental es incalculable", afirman en el entorno del exjugador, incómodo con el protagonismo.

Aunque también recaló en Phoenix, Dallas y Miami durante sus 16 campañas como profesional, a A.C. Green lo visten de púrpura y oro en los registros. Y aunque ayudase a los Lakers de Phil Jackson a iniciar su singladura triunfal, se le vincula mayormente a su primera etapa angelina. La alineación se recita de carrerilla: Magic Johnson, Byron Scott, James Worthy, A.C. Green, Kareem Abdul-Jabbar. El quinteto más reconocible del Showtime. A.C. cosía sistemas, recogía los desperdicios de la zona, aportaba agresividad. No carecía de talento ofensivo, pero lo sacrificaba a las necesidades de la escuadra. "Ser diferente, ser insólito, ser extraño, no es un problema para mí", dijo en 1998. No se refería solo a su estilo baloncestístico. A.C. destacó por su particular filosofía de vida.

"Abstinencia" y "resistencia" son palabras inevitables en su perfil. Datos precisos: disputó 1.192 partidos consecutivos, entre 1986 y 2001, y perdió la virginidad el 20 de abril de 2002, a los 39 años. Hay quien liga ambas cuestiones y encuentra en su contención la razón de su invulnerabilidad. Él mismo, tan discreto, solo se muestra enfático en la promoción de la castidad hasta el matrimonio. En los ochenta rapeó junto a David Robinson y otros deportistas. "No vale la pena", se titulaba la canción. Posee una fundación en la que anima a los jóvenes a aplazar el sexo.

No siempre fue proselitista. A.C. alimenta su leyenda desde el misterio de su nombre. Las iniciales no ocultan nada. Es todo lo que hay. Circulan varias historias: que fue abandonado a la puerta de un hospicio dentro de un capacho con esas letras o que su padre lo bautizó así en recuerdo de un compañero caído en Vietnam. Lo oficial es que ya su progenitor, mecánico, se llamaba así.

Si bien creció en un hogar profundamente religioso de Oregon, intentaba adaptarse al entorno. En el instituto presumía de las mismas proezas sexuales que sus compañeros. Prefería mantener su virginidad en secreto. Tuvo su epifanía el 2 de agosto de 1981 en la iglesia de Hermiston. "¿Queréis ir al cielo o al infierno?", preguntó dos veces el predicador. A la tercera A.C. se le unió en el altar. "Desde entonces la regla de oro ha regido mi vida", relata en su biografía "Vibrant life".

Los Lakers lo eligieron en el puesto 23 de la primera ronda del draft de 1985. Ni aquel vestuario ni la NBA en general parecían el entorno más apropiado para conservarse 'intacto'. "La liga es un 50 por ciento sexo y un 50 por ciento dinero", afirma Dennis Rodman. Nunca tan cierto como en aquella época. Magic Johnson afirmaba haberse acostado con 1.000 mujeres. Winston Bennet llegó a tener 90 parejas diferentes en un mes y solo se mantuvo fiel a su esposa el primer día tras la boda.

El pensamiento de A.C. era bien conocido por sus compañeros. En las concentraciones le enviaban prostitutas de lujo, a las que rechazaba con citas bíblicas. Él debatía a veces con Kareem y Magic. "No todo el mundo debe tener tus creencias. Debes entenderlos y ellos a ti", le dijeron. En Phoenix consiguió que Barkley, al menos, no se burlase de sus creencias ("encuentro su mensaje un poco severo", se limitó a decir el Gordo).

Aunque coletilla constante, la sexualidad de Green quedaría oculta por sus virtudes baloncestísticas. Se perdió solo tres partidos en toda su carrera, los tres en la segunda campaña por decisión de Pat Riley. Jugó lesionado, al día siguiente de romperse dos dientes, a veces apenas unos minutos, cuando ya la secuencia había adquirido un valor intrínseco. Y lo más extraordinario, pese al hipo crónico que no le dejaba dormir más de dos horas seguidas y que solo remitía con el ejercicio. El 20 de noviembre de 1997 superó los 906 encuentros de Randy Smith, que lo acompañó en la ocasión y lo elogió: "Me quito el sombrero". También asistió Calvin Ripken, jugador de béisbol con 2.632 actuaciones sin descanso.

Toda racha termina. Dicen que se ha recuperado del hipo crónico. Cuando acabó el ejercicio de 2001 con Miami Heat, nadie le ofreció un contrato y aceptó dulcemente su retirada. Un año después se casaba con Veronique, con la que estuvo dos meses de luna de miel por Fiji, Miami, el Caribe y España. Afirmó: "Ha merecido la pena esperar".