El Atlético Osasuna doblegó al Real Valladolid (1-3) después de haber dado la vuelta al 1-0 con que se llegó al descanso, al proponer una mayor intensidad que su rival y, por otra parte, aprovechar los regalos que le brindó un conjunto local demasiado errático.

En los primeros minutos, el Real Valladolid se fue despegando del ahínco navarro y labrando triangulaciones más precisas en medio del campo. En una de estas, Balenziaga se encontró con una autopista en el costado izquierdo y puso un centro que Rubén, al intentar despejarlo en el primer palo, lo envió para su propia portería.

Después del gol, hubo un par de saques de esquina consecutivos, en los que la zaga de Osasuna se mostró nerviosa y endeble, y la oportunidad más clara del partido para los de Mendilibar, presentada al filo del descanso.

En la reanudación, un disparo de De las cuevas desde el pico del área, raso y a las manos de Dani Hernández, no fue embolsado por el internacional por Venezuela, dejando el rechazo en la testa de Kike Sola, quien sólo tuvo que empujar el cuero al fondo de las mallas.

Osasuna llegaba con profusión a las inmediaciones de Dani Hernández, quien facilitó de nuevo la remontada navarra cuando estaba a punto de alcanzarse el primer cuarto de hora de la segunda mitad.

El portero local no despejó bien un saque de esquina y el rechace lo volvió a colocar Silva en el centro del área, donde Kike Sola remató de cabeza de espaldas a portería.

Pero éste no fue el único regalo del Real Valladolid a Osasuna, pues diez minutos más tarde una cesión horizontal de Omar a su central, Rueda, la "birló" De las Cuevas para enfilar el uno para uno con Dani Hernández. No le tembló el pulso y anotó el 1-3 que dejaba el duelo sentenciado.