La visita del Barcelona a Balaídos se presenta como uno de los grandes acontecimientos futbolísticos del año en Vigo. Después de cinco largos años de penurias en el averno de la Segunda División, el desembarco en el estadio celeste del que para muchos es el mejor equipo de todos los tiempos ha despertado una enorme expectación en la ciudad. Las últimas entradas para el partido que el club puso ayer a la venta se agotaron en pocas horas y las taquillas del estadio celeste colgarán el cartel de no hay billetes.

Pero al margen del revuelo que ha generado la posibilidad de ver en acción sobre el terreno a Lionel Messi y compañía y la necesidad de puntos con que el Celta afronta el partido, esta visita del Barcelona tiene una carga emocional especial por la presencia en el conjunto azulgrana de dos viejos conocidos de la afición celeste: el portero José Manuel Pinto, excapitán del equipo de Balaídos, y el técnico Tito Vilanova, que reaparece en los banquillos españoles el sábado después de tratarse un cáncer en Nueva York precisamente frente al equipo cuya camiseta defendió como futbolista entre 1992 y 1995.

Ambos personajes han dejado huella en el Celta, especialmente el portero del Puerto de Santamaría, que fue protagonista directo de la etapa dorada del equipo celeste, con el que conquistó el Trofeo Zamora en 2006. De Pinto, que ejerció durante varios años la capitanía del Celta, se recuerda su carácter afable, su compañerismo incondicional y talante competitivo y su condición de trabajador infatigable. "Siempre es el primero en llegar a los entrenamientos y uno de los últimos en marcharse", recordaba siempre que se refería a él Víctor Fernández, su entrenador entre 1998 y 2002.

"Ha basado su carrera en su trabajo y en su técnica y ha tenido una gran progresión. En el Celta ha sido un futbolista importante, fue durante algunos años capitán y un hombre fuerte dentro del vestuario en épocas en las que se consiguieron cosas importantes", señala José Covelo, entrenador de porteros céltico durante casi una década.

Roberto Lago, uno de los pocos futbolistas del actual plantel que coincidió brevemente con Pinto, subraya el carácter jovial del guardameta. "Tengo muy buenos recuerdos de él. De vez en cuando, en fechas señaladas, comparto algún mensaje y me alegro de cómo le han ido las cosas en el Barcelona porque se lo merece", dice el zaguero vigués. "Era un tipo ejemplar. Siempre nos decía a los novatos que nunca nos iba a pedir que hiciéramos algo que a él no le gustaría que le hiciesen y eso que lo putearon lo suyo. Eso dice mucho de cómo es su persona. Ha sido un capitán ejemplar, un gran trabajador y un tipo que siempre ha tenido las ideas claras, por eso ha llegado a dónde ha llegado", detalla.

José Covelo apunta algunas de sus condiciones futbolísticas :"Es un gran portero, un trabajador incansable, que ha tenido grandes competidores y siempre se ha exigido mucho". Y puntualiza: "Siempre quería mejorar y lo ha conseguido en todos los aspectos. En el Barcelona ha demostrado que mentalmente es muy fuerte y ha mejorado mucho en el juego con los pies, que aquí no era su fuerte. Físicamente es un portento y técnicamente domina todos los fundamentos"·

Su gran capacidad de trabajo y carácter competitivo le han permitido, según Covelo, convertirse en el portero de mayor edad (37 años) en vestir la zamarra azulgrana. "Fue al Barcelona para suplir una lesión de seis meses y se ha quedado seis años. Y en ese club nadie te regala nada. Es el portero del Barcelona que ha jugado con más edad. Él siempre decía que quería ser inmortal y ahora ya lo es de algún modo"

Uno de los rasgos que define la personalidad de Pinto es la lealtad hacia sus amigos. Pese a llevar seis años de éxitos en el Barcelona, no se ha olvidado de la gente del Celta y mantiene contacto regular con sus excompañeros y el personal de A Madroa. Tímido, supersticioso y lleno de pequeñas manías que cumple a rajatabla de modo casi ritual, Pinto es hombre extremadamente celoso de su privacidad y un apasionado de la música, una faceta que ha desarrollado ya desde su etapa en el Celta. En este último campo ha destacado por su labor de mecenazgo en la promoción de grupos.

La impronta de Vilanova en el Celta no ha sido tan indeleble, aunque también se le recuerda con gran cariño. "Tengo muy buena relación con él, un chico muy trabajador y una persona agradable y sana en el trabajo y con los amigos", dice Vlado Gudelj, excompañero de filas de Vilanova a inicios de los años noventa. "Ha tenido mala suerte en este último año, como todos sabemos, no merece lo que le está pasando por lo buen tío que es. Siempre ha sido muy constante y positivo y yo creo que va a superar esta enfermedad", apunta el exartillero, que tuvo la oportunidad de charlar "largo y tendido" con Vilanova durante la última visita del Celta al Camp Nou.

A Tito Vilanova lo conoce muy bien José Covelo. Ambos trabaron amistad durante su etapa de formación en La Masía -también estaban allí gente como Guardiola, Guillermo Amor o Jordi Roura- y mantienen el contacto. "He chateado recientemente con él y sé cómo está y que las cosas van bien. A principio de año estuve con él en Barcelona y muy bien", indica Covelo, que destaca la enorme capacidad de trabajo de Vilanova. "Es una persona muy trabajadora y sensata. Se pasa diez horas al día dando el callo", observa Covelo, que destaca el cariño que el actual técnico azulgrana guarda aún al Celta, el equipo que le hizo debutar en Primera División, y a la ciudad de Vigo. "Aquí se le recuerda con un gran chico y un excelente trabajador. No jugó muchos partidos, pero debutó en Primera División y tanto él como su familia estuvieron muy a gusto en Vigo y guardan muy buenos recuerdos de la ciudad", afirma.