El Levante cayó en los octavos de final de la Liga Europa ante el Rubín Kazán (2-0), que marcó sus dos goles en la prórroga tras un partido muy parejo que parecía destinado a la ruleta rusa de los penaltis.

Dos goles, uno en la primera parte de la prórroga del venezolano Rondón, y otro del ruso Dyadyun en la segunda, cortaron en seco las esperanzas levantinas en el partido más importante en sus más de cien años de historia.

Fue un partido atípico que se disputó en un estadio fantasma, ya que apenas unos cuantos centenares de aficionados animaban a los futbolistas en unas instalaciones que acogieron en 2008 la final de la Liga de Campeones con capacidad para casi 80.000 espectadores.

El equipo tártaro salió empujando desde el principio, Sea como sea, la primera ocasión clara la tuvo el conjunto valenciano tras una buena jugada elaborada por Iborra y culminada por el marroquí El Zhar con un blando remate de cabeza que fue detenido sin muchos problemas por el portero local. El partido entró en un tramo oscuro en el que los equipos midieron demasiado sus fuerzas hasta que en la prórroga, con el cansancio, se fueron con decisión al ataque y acabaron inclinando el partido de su lado.