El derbi ha terminado con daños colaterales. La derrota ha sido dura. Deja el Celta encallado en el pozo de la categoría. Ha perdido ante un rival directo en la lucha por la permanencia y, además, también acaba con el "goal average" desfavorable con respecto a un Deportivo que alimenta el sueño de la salvación. Sin embargo, el resultado no ha sido la única mala noticia en Riazor para el equipo vigués.

Abel Resino lo comentaba en sala de prensa. Sus hombres se encontraban con ciertas adversidad en los primeros compases del clásico del fútbol gallego. La pareja de centrales veía dos amarillas muy tempranas mientras que Riki abría el marcador cuando no se habían cumplido diez minutos de partido. El panorama acabó por retorcerse al filo de la media hora. Iago Aspas era expulsado por agredir a Marchena. El moañés se desquiciaba. Perdía la cabeza y dejaba el derbi con un claro color blanquiazul.

Los diez encuentros que quedan son más finales que nunca. La próxima cita será ante el FC Barcelona, que llegará a Balaídos metido de lleno en la próxima eliminatoria de Champions League. El Celta necesita puntuar. Es una obligación. Lo hará con la baja segura de Andrés Túñez, que cumplirá ciclo de amonestación, con la de Álex López y con la de un Iago Aspas que habrá que esperar cuántos partidos de sanción le caen.