La nueva temporada de la mejor competición automovilística del mundo levanta el telón este fin de semana en Melbourne, donde Sebastian Vettel (Red Bull) comenzará a poner en juego su reinado en la Fórmula 1 marcado por tres títulos consecutivos pese a la inquebrantable determinación de Fernando Alonso (Ferrari), que aspira a arrebatarle el trono con un monoplaza que parece más competitivo que nunca.

Alonso inicia el séptimo asalto a su tercer título mundial soñando de nuevo los gloriosos tiempos de Renault, donde se proclamó campeón en 2005 y 2006 convirtiéndose en el bicampeón más joven de la historia, plusmarca que le arrebató Vettel, coronado el año pasado como el tricampeón más precoz.

Tras su breve y tormentoso paso por McLaren y un 'via crucis' de dos años de nuevo en Renault, el asturiano desembarcó en Ferrari decidido a volver a tocar la gloria. Sin embargo, a lo largo de tres años la 'Scuderia' no ha podido diseñar un coche ganador para su líder, que se ha tenido que conformar con dos subcampeonatos.

Con el paréntesis de 2011, donde Vettel arrolló sin contemplaciones al resto de la parrilla, el talento de Alonso le permitió llegar con opciones de título a la última carrera tanto en 2010 como en 2012, pero siempre salió cruz en el momento decisivo. El curso pasado dominaba claramente el campeonato en el ecuador, pero Red Bull y su genial diseñador Adrian Newey volvieron a la carga en el momento exacto para volver a dejar con la miel en los labios al ovetense, lastrado también por dos inoportunos abandonos en ese trmoa de la campaña, pero no por culpa de su fiable monoplaza.

Nombrado mejor piloto del año pasado por los directores de las escuderías, Alonso empleó entonces toda su habilidad para neutralizar las carencias del bólido rojo, pero las señales que ha emitido la escudería italiana a lo largo de esta pretemporada son mucho más halagüeñas.

Tanto el piloto español como el jefe del equipo, Stefano Domenicali, han advertido con prudencia contenida que este año sí parece que Ferrari será competitivo desde el principio. En el otro bando, Vettel lanzaba un mensaje pesimista: "Nunca hemos tenido un invierno tan complicado".

En cualquier caso, la estrategia es el pivote sobre el que gira la Fórmula 1 y los mensajes lanzados por sus protagonistas no se salvan del cálculo premeditado. Hasta que no empiece la acción este fin de semana en Melbourne, nadie conocerá la verdad de la competición, que concluirá el 24 de noviembre en Sao Paulo tras 19 carreras.

Brawn y Hamilton confían en catapultar a Mercedes, Vettel, secundado por su fiel Mark Webber, y Alonso, acompañado por un Felipe Massa que está obligado a mejorar tras su pésima trayectoria la temporada pasada, se dibujan como los principales contendientes, aunque la Fórmula 1 solo es previsible hasta cierto punto, como se vio al inicio de 2012, con siete ganadores distintos en las siete primeras carreras.

La otra gran escudería del 'gran circo', McLaren, ha realizado una apuesta de alto riesgo al dejar marchar a Lewis Hamilton y fichar en su lugar al prometedor Sergio Pérez, que con apenas 23 años y dos temporadas de experiencia en Sauber se ha encontrado con la gran oportunidad de su carrera.

De esta forma, el teórico liderazgo en la escudería británica debería recaer en Jenson Button, campeón mundial en 2009 con BrawnGP que afronta su cuarta temporada en McLaren, donde solo ha logrado brillar con cuentagotas, aunque ahora vuelve a ejercer de teórico 'jefe'.

Precisamente Ross Brawn tendrá como objetivo poner un coche ganador en las talentosas de otro campeón mundial como Lewis Hamilton. Tras seis años en McLaren, el inglés ha cambiado de aires para compartir equipo con Nico Rosberg en Mercedes, a quien muchos expertos señalan como la posible revelación de la temporada.

Ese rol correspondió el curso pasado a Kimi Raikkonen, que volvía a la Fórmula 1 tras su aventura en el Mundial de Rallys y sorprendió con su tercer puesto en la clasificación final. El finlandés quiere consolidar a Lotus como inquilino habitual del podio formando pareja con Romain Grosjean, señalado por muchos pilotos por su temeridad.

En una parrilla reducida a 11 equipos por la desaparición de HRT, el resto de escuderías luchará por entrar en los puntos, objetivo que adquiriría categoría de milagro en el caso de Caterham y Marussia, unánimemente señaladas como las 'cenicientas' del 'paddock'. De esta forma, Force India, Sauber, Williams y Toro Rosso parecen destinadas a disputar su particular Mundial.

En cuanto a la reglamentación, no se han producido grandes cambios más allá de la eliminación del doble DRS activo en una temporada que se espera de transición antes del cambio radical previsto para 2014, cuando entrarán en acción los motores V6. Antes de que eso ocurra, se espera un 2013 lleno de emoción con la consigna habitual de los últimos años: todos contra Red Bull.