El Arosa volvió a mostrar hechuras de aspirante a todo. El Marín padeció la cara buena de un equipo que ha convertido el devenir de la temporada en una montaña rusa de sensaciones futbolísticas.

Cerca estuvo de empezar muy mal el duelo para los de Piscis. Un mal control de Ríos en línea defensiva, permitió robar a Villa para encarar a Jorge Pérez, pero la falta de Ríos lo impidió en una acción en la que el banquillo marinense pidió la tarjeta roja. Superado el susto solo necesitó cinco minutos el conjunto local para encarrilar el encuentro. Camiño habilitó el desmarque de ruptura de Hugo, servicio que dejó al vigués en un mano a mano con el portero resuelto certeramente por bajo. Ni con el marcador en contra, el Marín varió su apuesta. Mantuvo su línea defensiva muy adelantada y el Arosa campaba a sus anchas. Lo malo fue que la inocencia en el remate de los de Piscis le impidió llegar al descanso con una mayor renta.

Hugo, por dos veces, Martín, Vixo y Camiño, dispusieron de disparos francos a portería, pero todos ellos se toparon con acertadas intervenciones de Pablo, el mejor de su equipo de largo. También los visitantes dispusieron de una clara ocasión antes del descanso, pero el cabezazo de Miguel dentro del área pequeña se fue por arriba.

Se necesitaron diez minutos para la primera jugada destacada del segundo tiempo. Fue el golazo de Camiño. El 2-0 fue una buena muestra de la calidad del capitán. Encaró la portería con un sombrero y, sin dejarla caer, conectó una volea que superó por alto a Pablo.

La belleza del tanto dejó noqueado a un Marín que solo cinco minutos después vio como se le esfumaba cualquier esperanza con el cabezazo de Ríos a saque de esquina que significó el 3-0.

A partir de entonces, el partido se convirtió en todo un monólogo de los vilagarcianos. Hugo, que realizó un muy buen partido en punta de ataque, desperdició otras tres buenas situaciones para marcar, dinámica de buenas ocasiones desperdiciadas a la que también se sumaron Óscar Guimeráns, Julio y Vixo.

Precisamente la entrada del juvenil Julio Rey fue una de las notas destacadas del Arosa en la segunda mitad. Su desparpajo en acciones por banda dio mucha profundidad ante un rival resignado a su suerte.