Diego Costa concentra toda la atención en el Atlético de Madrid. Es el protagonista absoluto por sus virtudes y sus excesos. Si en agosto era el tercer delantero del equipo, por detrás de Adrián y Falcao, hoy ha adelantado al español y es tan indiscutible como el colombiano. Máximo goleador de la Copa, con siete tantos, fue decisivo en la semifinal contra el Sevilla: en la ida marcó dos penaltis y en la vuelta anotó el primer gol, dio el pase del segundo y provocó las expulsiones de Medel y Kondogbia. Grande, fuerte y veloz, pero con un carácter difícil en el campo, es imparable para todos, salvo quizás para él mismo.

El delantero del Sevilla Alvaro Negredo lamentó el polémico final de partido donde los locales terminaron con nueve jugadores. "Son cosas del fútbol. Sabemos que Diego Costa provoca y nosotros caímos en la trampa". Simeone tiene una visión muy diferente: "Diego es un jugador difícil de marcar, muy intenso, pero las cosas que pasan dentro del juego son normales".

El delantero, por su parte, señala: "Tampoco creo que los rivales vengan a buscarme. Es mi forma de jugar". - indica sobre su momento de forma: "Es verdad que particularmente las cosas me están saliendo bien y ojalá que puedan seguir así".

El Celta conoce bien el lado luminoso y el oscuro de Costa. Fue de los cedidos a los que buscó Ramón Martínez en 2007 para el primer proyecto de retorno a Primera. Tenía entonces 19 años. No cuajó, igual que otro colchonero, Mario Suárez. Marcó 5 goles en los 30 partidos en los que participó. Dentro de la cancha tendía a enredarse. Aún no sabía rentabilizar su zancada. Fuera, más alocado que conflictivo, mantuvo una problemática amistad con Quincy. Pero ya entonces ofreció genialidades como un golazo en Los Pajaritos, con el Celta en inferioridad numérica, arrancando desde el centro del campo. Aquella victoria frenó el colapso total de la escuadra.

Martínez planteó quedárselo si era por tiempo suficiente para rentabilizar la inversión en paciencia. Pero Costa se fue cedido al Albacete, en Segunda, y después al Valladolid, en Primera. Y aún lo estaría en el Rayo, el año pasado, después de que una grave lesión de rodilla frustrase su primer intento serio de asentarse en el Atlético.

La directiva celeste siempre ha tenido un ojo puesto en él, queriendo modelar tan excelente material. Este verano volvieron a la carga. Las versiones difieren. Hay quien cree que Costa se habría mudado a Vigo si el Atlético se hubiese quedado con Salvio. Otros aseguran que Simeone siempre tuvo claro que lo quería en la plantilla. El caso es que el club rojiblanco negó el préstamo y lo disfruta. Quién sabe si también lo acabará disfrutando la Roja. Nacionalizado español, nunca ha sido convocado por Brasil. Aún puede elegir. Costa asegura en Onda Cero: "Podría jugar con España. La selección española es la mejor que hay. Nadie diría que no a jugar con la selección española". Admite: "España no me necesita de momento".