El Celta Selmark logró un brillante triunfo ante el líder de la competición, el Feel Cortegada, que solamente fue capaz de plantar cara durante los primeros diez minutos de juego, que no fue capaz de doblegar la defensa en zona implantada por las viguesas y que además también sufrió para asimilar la pérdida por lesión grave de Lucía Méndez.

El equipo de Carlos Colinas sabia que para tener opciones en el partido, había que cumplir dos requisitos. Uno de ellos era hacer un gran partido a nivel defensivo, y el otro rozar un alto porcentaje de acierto en ataque. Las cosas funcionaron a medias en los primeros minutos de juego. El Celta Selmark estaba bastante bien en defensa ante las arousanas, que tardaron cuatro minutos en echar mano de Gilabert para intentar solucionar el partido. A un minuto para la conclusión de los primeros diez de juego, el Feel solamente había anotado ocho puntos.

Pero el problema de las viguesas volvía a ser el ataque. De hecho, la primera canasta del Celta Selmark llegó a los cinco minutos de partidos, en el décimo lanzamiento a canasta. A pesar de las carencias ofensivas, el Celta Selmark se mantenía en el partido gracias al trabajo ofensivo. El Feel tardó en darse cuenta de que debía meter balones bajo el aro, y ahí fue cuando consiguieron una ligera ventaja, llegando al final de los primeros diez minutos con seis puntos de ventaja.

Las cosas no comenzaban bien para las viguesas, que en el primer ataque del segundo cuarto encajaban un triple que aumentaba la diferencia a los nueve puntos. Parecía que el partido comenzaba a decantarse del lado arousano, pero una canasta de dos y un triple metió de nuevo al Celta Selmark en el partido. Además, las viguesas se colocaron en zona, y durante unos minutos el Feel Cortegada pareció tocado y descolocado. La zona le permitió al Celtas Selmark robar varios balones y correr, haciendo un parcial que dejaba el marcador en un apretado 18-19 a cuatro minutos para el descanso. El técnico arousano no tardó en solicitar un tiempo muerto. El Feel también tenía problemas, sobre todo después de la lesión de cervicales de Lucía Méndez, lo que llevó a Pepe Vázquez a colocar también a su equipo en zona. En los últimos tres minutos del segundo cuarto, las alternativas en el marcador eran constantes.

El tercer cuarto comenzó con el Celta Selmark de nuevo instalado en zona, y con el Feel cambiando a individual. Las arousanas volvieron a perder su dominio bajo los tableros, lo que permitió que se mantuviera la igualdad en el marcador. En el conjunto vigués, Alejandra Quirante, que seguía con problemas en la rodilla, asumió el mando del partido, dirigiendo, anotando e, incluso, reboteando. Por fortuna para el cuadro vigués, el Feel Cortegada reducía su porcentaje de tiro al atascarse ante la zona viguesa.

El Celta Selmark no había mejorado mucho en ataque, pero por lo menos en defensa conseguía mantener el tipo, provocando una ansiedad en el cuadro arousano que le permitió a las viguesas llegar al final del tercer cuarto con cuatro puntos de ventaja, 36-32.El Celta Selmark continuó en zona al comienzo del último periodo de juego, confiando en la faceta defensiva los problemas que tenía en ataque. Feel Cortegada no era capaz de romper la defensa viguesa y volvía a colocarse en zona para que no se le escapara el partido. Sin embargo las dinámicas eran totalmente diferentes, con un Celta Selmark crecido y al que le comenzaban a salir las cosas hasta el ataque, y un Feel Cortegada totalmente bloqueado y sin recursos ante la lesión de Méndez, que fue trasladada a un centro médico para ser atendida al no cesar los dolores.

A minuto y medio para el final, el Celta Selmark vencía por diez puntos de diferencia, 51-41: La confianza le permitía hasta hacerse con el rebote ofensivo y apuntalar la victoria. Un triunfo que encarriló Marina Delgado con un triple a un minuto para el final, que ponía el marcador con trece puntos de ventaja para las viguesas, 54-43.

El cuadro arousano era una copia del equipo que arrasó en la primera vuelta del campeonato, mientras que el Celta Selmark esta vez sí creyó en su juego