El Celta concluye la segunda vuelta con una derrota decepcionante, cargada de patetismo, que confirma los problemas de los celestes para desenvolverse a domicilio. No necesitó gran cosa el Espanyol para doblegar al deprimido equipo de Herrera, al que faltó chispa y energía para desplegar su juego y acabó enredado en la inextricable madeja que le tendió el adversario. Un único error defensivo defenestró al cuadro celeste, que se contagió del ritmo cansino que el Espanyol imprimió al choque y confirmó sus problemas para marcar el compás lejos de Balaídos.

Los datos son demoledores: el Celta cierra el tramo inicial del campeonato con una sola victoria fuera casa en diez partidos. Tres puntos de treinta posibles que siembran el camino de dudas, no tanto por una cuestión de estilo como de pragmatismo.

El planteamiento de Herrera, que movió el dibujo de los últimos, contribuyó al desbarajuste. Modificó el técnico el dibujo de los últimos partidos para juntar en el campo a Bermejo y Álex López, que se situó en el doble pivote con Oubiña. No funcionó el experimento porque el ferrolano fue incapaz de dar continuidad a la pelota y tampoco se asoció con Krhon-Dehli y Augusto que, con el campo sembrado de minas, se perdieron en una maraña de piernas.

Desde que el balón echó a rodar la cautela superó al riesgo. El Espanyol defendió con ocho y atacó con dos y el Celta, lacerado por las secuelas de la Copa, se conformó con la propuesta. En este tanteo se movió el partido hasta que el equipo de Aguirre, más enchufado, encontró un agujero. Se lo proporcionó Krohn-Dehli en una salida en falso con Lago lanzado que propició la contra blanquiazul. Javi López le robó la pelota cerca de la divisoria, sirvió en largo hacia Stuani y el uruguayo asistió en el segundo palo a Sergio García, que solo tuvo que empujar la pelota al fondo la red.

El tanto puso al Espanyol en el escenario ideal de partido. Con viento a favor, el avezado cuadro de Aguirre cavó una trinchera en el medio campo y no tuvo inconveniente en ceder la iniciativa al Celta, que tomó las riendas sin llegar a gobernar el partido.

Fue el del equipo celeste un dominio yermo, desprovisto de filo. Solo Aspas, peleado contra el mundo, puso un poco de picante al juego celeste. Pero el esfuerzo moañés, que forzó hasta tres tarjetas en el bando contrario, apenas bastó para propiciar un par de jugadas de estrategia que el Espanyol defendió sin dificultad. La mejor opción de los celestes -prácticamente la única- en todo el partido llegó con la pelota detenida. Aspas, en el minuto 53, puso sobre aviso a Casilla con intencionado lanzamiento de falta que se perdió por la línea de fondo. El moañés, que también rondó el gol de cabeza, y el canterano Jonny, que cogió el toro por lo cuernos, cargaron por la banda derecha y lograron colocar algún buen centro que murió en manos de Casilla. Y eso que Herrera recurrió a todo su arsenal para intentar desatascar el choque. De Lucas suplió a Augusto, Toni a un desvaído Krohn-Dehli y Park entró por Bermejo pero los cambios no sirvieron para desempantanar al Celta, que no logró despegarse el muermo del cuerpo.

El paso de los minutos desgastó al Celta y engrandeció al Espanyol, que no se desordenó y se limitó a contener daños, sin exponer. A fuerza de darse contra un muro, el Celta claudicó y los de Aguirre pasaron a dominar, sin alardes, el partido, que feneció lenta e inexorablemente.

La primera vuelta se cierra para el equipo celeste con luces y sombras, y la sensación de que el equipo ha pagado una elevada factura por su adaptación a la categoría. Mejor juego que resultados y un alto peaje en lesiones por la Copa que ha dejado tocado el ánimo. Pero el insulso partido de ayer proporcionó también alguna buena noticia. La mejor, sin duda, el enorme partido del Jonny en un momento especialmente delicado. Al joven lateral canterano no le pesó la enorme responsabilidad de tener que suplir a uno de los jugadores más en forma del equipo. No sólo no desentonó, sino que completó un choque formidable, tanto al ahora de defender, como sobre todo de atacar. Tiene un aire a Mallo el lateral vigués. Se le asemeja en el físico, poderoso y compacto y también en el carácter. Tiene recorrido y sangre.

Tampoco estuvo mal Demidov en esta segunda comparecencia como celeste. Pese a su falta de rodaje, Herrera decidió echar mano del noruego en detrimento de Vila, y ofreció rigor como central izquierdo. Escaso consuelo, la buena aportación de los nuevos, en un momento en el que el futuro pinta incierto. La primera vuelta se cierra en suma entre luces y sombras. Diecinueve puntos son un botín escaso y obligan a ponerse las pilas. Ha sobrado juego y ha faltado oficio arrimar el ascua a la sardina. Pero también se ha pagado la novatada, el margen de mejora es amplio y la tendencia, ascendente.