El entrenador blanco, José Mourinho, ha jugado de nuevo jugar al gato y al ratón con la prensa madrileña, a la que volvió a esquivar ayer en vísperas de un partido importante tras su polémica decisión de no viajar a Zúrich para asistir la gala del Balón de Oro argumentando motivos de trabajo.

El preparador portugués no ofreció ayer la conferencia de prensa de la previa del choque ante el Celta, ni delegó tampoco el mal trago de tener que tratar con los periodistas en su servicial segundo de abordo, Aitor Karanka, como suele ser habitual cuando se produce una situación incómoda.

En los tres años que el técnico luso lleva al frente del banquillo madridista ésta es la primera vez que ni él ni Karanka se enfrentan a las preguntas de los informadores.