Las líneas tienen meandros en el Camp Nou. Pesó la larga maldición, el recuento interminable de disgustos. Nada favorece nunca al Celta en Barcelona. El mejor juez de línea de la pasada campaña se comió un fuera de juego que hubiera podido pitar Baumgartner desde su cápsula. El error clausuró el choque en la situación que más convenía al cuadro vigués, con el Barça meciéndose en su mínima ventaja, aletargado, proclive al susto. Es derrota de buen paladar pero ya se termina el tiempo de las indulgencias. El Celta se despierta hoy en el mundo real. En Vallecas empieza la Liga de los hechos.

Nada que reprochar

El Celta regresó de Madrid mortificándose con el "y si". El escenario le pesó entonces. Le venció la timidez. Jugó pidiendo permiso, como un niño al que los mayores invitan. De Barcelona llega con la conciencia limpia. Herrera encontró el punto justo de equilibrio entre pragmatismo y ambición. Se protegió, pero concediéndose la oportunidad de soñar. El equipo palpó al rival.

terrible comparación

Uno no es totalmente consciente de la envergadura de este Barça irrepetible, episodio especial en la historia del fútbol, hasta que lo sufre en carne viva. El Celta tiene juego un combinativo aseado, de los mejores. Pero es ridículo en comparación con el azulgrana. El cuadro de Vilanova traslada el ritmo de rondo a media hectárea.

Variación en el dibujo

El Real Madrid, o sea, te golpea desde los flancos. El Barça te hipnotiza para colarse por el medio. Herrera lo quiso neutralizar. Convirtió a Augusto y Krohn-Dehli en escoltas de Oubiña (el danés lo digirió mejor que el argentino). Le soltó las amarras a Álex en la punta superior del rombo. Taponó los pasillos centrales a costa de ceder los flancos. Prefería arriesgarse a los centros que a las paredes. La apuesta funcionó en general, aunque el equipo a veces se apretó demasiado en una sola línea, sin escalas, y sufrió en las basculaciones pacientes del adversario.

innovación

El Barça prolonga su era porque introduce matices revolucionarios en el estilo innegociable. Guardiola se inventó el "nueve" mentiroso. Vilanova se inventa el central falso. De inicio, Busquets actuaba como tal en las fases de repliegue y se adelantaba a su posición natural en las creativas. El experimento no salió bien. El Celta exploró su fragilidad en contras que sostenían la equiparación con las madridistas en su tramitación, ya que no en su remate. Es lo que se paga con millones. Con todo, Vilanova le cogió miedo a Aspas. Retuvo primero a Busquets y tras el descanso introdujo a Bartra.

Los laterales sentencian

La teoría de la manta, aunque manida, sigue siendo imprescindible en su sencillez. El Barça aprovecha el manejo del balón para profundizar en el estudio de su adversario. Con Messi espeso, el Celta se hacia invulnerable por el eje. Pero este Barcelona siempre tiene algún recurso en la cartera. Sentenció empleando a sus laterales como cuchillos.

Iago y los goles feos

Bermejo le rentabiliza la confianza a Herrera. Siempre ofreció una salida en largo a la presión azulgrana. El cántabro combina de maravilla con Aspas, al que solo la ineficacia lo aleja del estrellato liguero. Ciertamente en Segunda no encontraba porteros como Valdés. Pero Iago, que bordeó goles geniales, tiene que aprender a marcar goles feos.

Los síntomas de Álex

Entre las cosas que faltan está que Álex López se suelte. Es el que nota más el cambio de categoría por las obligaciones que asume. El dibujo le obliga a trabajar en una medida que Segunda no le suponía. Pero es también que se atreva, como ante el Deportivo en la segunda mitad. El rombo le permitió estar ayer más presente, aunque le faltase acierto.

la fría clasificación

Que Real Madrid y Barcelona le lleguen a los equipos encadenados seguramente adultera la lectura de la clasificación. El Celta sale de esa fase, en la que también se ha medido a Málaga, Sevilla y Valencia. El Atlético es el único coloso que le resta. Pero ya se ha terminado el tiempo de la complacencia. El equipo está cerca de los puestos de descenso, quién sabe si hoy en ellos. A partir de hoy, las matemáticas empezarán a pesar más que las sensaciones.