El fútbol no fue justo ayer con el Ribadumia. El equipo de Pablo Vázquez, plagado de exjugadores del Arosa dominó la mayor parte del encuentro, sobre todo en la segunda parte, jugó con criterio y creó ocasiones de gol ante un rival que estuvo totalmente descosido y sin ser capaz de enlazar dos pases seguidos, pero al que sonrió la fortuna en forma de golazo de Adrián Camiño cuando tan solo restaban dos minutos para el final. Ambos equipos llegaban al partido con la necesidad de puntuar y de demostrar el por qué están consideradas como dos de las mejores plantillas de la categoría. Y en el inicio no defraudaron.

Los primeros instantes del encuentro fueron eléctricos, con un Ribadumia que asumió el dominio del esférico, mientras el Arosa se mostraba muy ordenado. Golpearon primero los visitantes al aprovechar Manu Nieto un mal rechace de la defensa arlequinada para ceder un balón a Fernando que fusiló en semivolea a Toño. El tanto no supuso un mazazo para el Arosa, que pudo empatar si Hugo no hubiese fallado un gol cantado ante Moncho. Tan solo un minuto después, las tablas subían al marcador, al aprovechar Guimeráns un centro atrás de Juanito. El ritmo electrizante fue apagándose y el juego acabó trabándose en el centro del campo, donde la ventaja parecía del Ribadumia.

En la reanudación, el Ribadumia se lanzó a por el encuentro, encerró al Arosa y comenzó a rondar la meta de un Toño que ayer estuvo brillante en todas sus acciones. Providencial estuvo para salir a los pies de Rober primero en el minuto 72 y de Berto, después, en el minuto 76. En esos momentos el Arosa se descosía por completo, no existía su centro del campo y apenas era capaz de enlazar dos pases seguidos. Pero precisamente en ese momento apareció su mejor jugador. Camiño, que había estado muy desdibujado todo el encuentro, recibió escorado a una banda y se sacó un zapatazo que se envenenó hasta acabar en las mallas de Moncho. Era el minuto 88, no hubo tiempo de reacción para los visitantes.