La natación sincronizada española se divide entre partidarios y detractores de la exseleccionadora Anna Tarrés un día después de que quince antiguas discípulas hayan hecho pública una carta denunciando sus métodos. Justo ayer la Federación Española de Natación presentaba a las sucesoras de Tarrés, a la que a comienzos de septiembre comunicaron que su contrato no sería renovado.

Anna Tarrés (Barcelona, 1967), olímpica en 1984 como nadadora, ha dirigido el equipo nacional de natación sincronizada desde 1997 hasta los pasados Juegos de Londres. Las pupilas que se han sucedido a su cargo han sumado cuatro medallas olímpicas, 23 mundiales y 25 europeas.

De hecho, se despide con una plata y un bronce en Londres, éxito que parecía garantizar su continuidad. Causó escándalo que el presidente de la Española, Fernando Carpena, le revelase por telefóno que no la renovarían.

Pero ya entonces Paola Tirados, antigua estrella de la piscina como pareja de Gemma Mengual, consideró "un gran acierto" la decisión de la Federación. Ella y otras catorce exnadadoras han criticado los métodos utilizados por Anna Tarrés. En su escrito se resalta que "el deporte español no debe admitir, ni sentir orgullo de medallas conseguidas a cualquier precio". Relatan a continuación una larga serie de abusos.

Estas nadadoras aseguran que no denunciaron en su momento el comportamiento de Tarrés porque la veían como una "figura intocable". Y que si algo revelaron a los responsables institucionales, estos jamás respondieron. El anterior presidente de la Federación, Juan Koninckx, ha confesado en El Mundo: "Anna impone una censura a lo KGB. Quien la rompe, sufre represalias". Koninckx se arrepiente de no haberla destituido. Pero Tarrés tenía línea directa con el Consejo Superior de Deportes y el Comité Olímpico Español. Los triunfos eran su aval.

La política interna de la Federación tiene su peso. Tarrés apostó en 2008 por Luis Bestit como sucesor de Koninckx. Ganó Carpena, que se decide a poner fin a la "era Tarrés" tras consolidarse en el cargo. Carpena ha pedido "cautela y respeto" al hablar de la polémica. "Internamente veremos si se constata o no", ha dicho. El presidente, que en ningún momento nombró a Tarrés, ha indicado que "para conseguir una medalla de oro no vale todo", así como que "uno siempre quiere dormir con la conciencia tranquila".

El nuevo equipo técnico, que fue presentado en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat, está formado por Ana Montero (directora técnica) y Esther Jaumà (seleccionadora), acompañada de Anna Vives y Majuku Fujiki. Mengual será la asesora artística. Y es Mengual una de las que defienden a Tarrés: "No me gusta este follón, ni el morbo ni esta historia, no creo que sea elegante ni que toque ahora sacar mierda", apuntó Mengual. "Tuve una buena relación personal y profesional con ella. Anna Tarrés es ambiciosa, creativa e intuitiva", zanjó.

La actual líder de la selección española, Andrea Fuentes, se incluye en esa línea: "No somos ovejas que han sufrido bajo las órdenes de un dictador, hemos escogido este camino voluntariamente". Preguntada por qué pasaba si se llevaba la contraria a Tarrés, tiró molesta de ironía: "¡Muere! No. Somos libres y estamos aquí. En quince años de trabajo duro no vamos a pretender que sea un camino de rosas. Estamos en un deporte de elite, que no es para todos. Ha sido duro pero con nuestro consentimiento, no con maltratadores empujándonos al vacío", se sinceró.

Es la doble visión. La de quienes lloran la marcha de Tarrés y recuerdan cómo todo el equipo realizó unido el camino de Santiago. O las que consideran que cortar el pelo de las internacionales antes de la última actuación en Londres es el epílogo de una época brutal, que la exnadadora Eva Romo describe: "Yo necesité un año de psicólogo porque me dejó hundida". O que su compañera Neus Seguí resume con un frase de la propia Tarrés: "Nos dijo: "Esto es una dictadura y yo soy la dictadora"".