La victoria de España en la final de la Eurocopa 2012 también inundó de alegría a O Morrazo. Desde las 20.45 horas y hasta pasadas las diez y media de la noche apenas había un alma por la calle, ni un coche por la carretera y la mayoría de los vecinos se recluían en casa o en los bares para seguir la final contra Italia. La paz que reinaba en esos momentos solo se rompía por los estruendosos gritos que provocaba cada gol de la selección. Y cuando el árbitro pitó el final del encuentro la fiesta y la alegría se trasladó a la calle. Ni siquiera hubo que esperar a que Iker Casillas levantase la tercera copa consecutiva. Desde mucho antes los conductores ya hacían sonar el claxon de sus coches para celebrar un nuevo título de España. Tampoco faltaron los fuegos de pirotecnia para avisar, por si alguien no se hubiese enterado, que el conjunto entrenado por Vicente del Bosque había logrado la triple corona, un reto hasta ahora nunca alcanzado por ningún combinado.

Las celebraciones fueron comunes en Cangas, Moaña y Bueu, con caravanas de vehículos recorriendo las principales vías de los tres municipios y con sus ocupantes gritando "¡Campeones!" o "¡Viva España!" o haciendo sonar las famosas vuvuzelas. Quien más y quien menos portaba alguna bandera o enseña, pero hubo otros que ya tenían preparada toda la parafernalia confiando en el triunfo. Así, había coches que portaban réplicas, más o menos logradas, de la copa que levantó Casillas. No faltó alguna caravana, que ya en las horas centrales de la tarde se encargó de ir calentando el ambiente recorriendo el centro de Cangas. También destacó un camión que en lugar de transportar material de obra llevaba a un numeroso grupo de aficionados cantando, saltando y celebrando el triunfo con una pancarta que rezaba "Todos con La Roja".

Las celebraciones se prolongaron durante buena parte de la noche y más de un aficionado tenía previsto darse un chapuzón en alguna de las fuentes públicas de los municipios morracenses. Hoy toca volver al trabajo después de trasnochar, pero a buen seguro que la mayoría lo hará con una sonrisa de satisfacción en los labios. La ocasión bien lo merece.