Ha sido una de las principales razones del ascenso. Parecía inviable tras el primer cuarto de temporada. El Celta sufría una sangría en las acciones a balón parado. El juego aéreo era el gran punto débil del conjunto de Paco Herrera. La derrota ante el FC Barcelona B marcó un antes y un después. El técnico extremeño daba la titularidad a Andrés Túñez y a Oier Sanjurjo. Dos hombres que, en principio, eran los recambios de Hugo Mallo y David Catalá.

El navarro, cuyo hábitat natural era el lateral derecho, se estrenaba como central diestro. La pareja que formó con el canterano, pleno de confianza tras cumplir su sueño de debutar con Venezuela, hizo del Celta una de las mejores defensas de la competición. De hecho, el cuadro celeste fue el segundo equipo que menos goles encajó de la categoría, 38, sólo superado por el Real Valladolid.