Paco Herrera es un hombre de fútbol. Cuando llegó a Vigo no tenía el nombre de otros técnicos más conocidos para la afición. Sin embargo, su trabajo antes de recalar en el banquillo celeste ofrecía garantías. El técnico extremeño saboreó sus primeros éxitos junto a Rafa Benítez. Logró la Champions League de la mano del preparador madrileño. Fue el logro más importante que conquistó en su etapa en el Liverpool. Luego comenzó su aventura como director deportivo del Espanyol.

Paco Herrera interpretó todos los papeles en el mundo futbolísitico. Pero con el que quería triunfar era con el de entrenador. El Castellón le ofreció la oportunidad de volver a los banquillos tras haber dirigido al Recreativo de Huelva. La temporada siguiente cogió las riendas de un Villarreal B que veía como su técnico, Juan Carlos Garrido, se convertía en el técnico del primer equipo.

Fue entonces cuando surgió la oportunidad del Celta. Paco Herrera tenía un proyecto ilusionante. Un equipo plagado de canteranos, que defendían la camiseta de un histórico del fútbol español. La empresa no era sencilla. Retornar a Primera. El primer curso el cuadro celeste quedó a las puertas del ascenso. Duro despertar de un sueño apasionante, pero el pacense había depositado la ilusión en la afición. A la siguiente temporada sólo quedaba dar el paso definitivo.

El inicio de curso tuvo algún que otro contratiempo. La afición se dividía ante las salidas de última hora de Trashorras y López Garai. Otros fijos, como era el caso de Michu o Falcón, también abandonaban la nave. Tocaba lograr el objetivo con una plantilla corta. El técnico extremeño demostró que sus inventos siempre tienen lógica. La temporada pasada funcionó la ubicación de Vila como central. En esta su imaginación fue más allá. Oier, lateral derecho, se afianzó en el eje de la zaga. Álex López se convirtió en el "todocampista" del equipo al ser la pareja de Oubiña en el doble pivote.

En el ataque cambió los papeles. Iago Aspas fue su ariete, su referencia ofensiva, mientras que Mario Bermejo asumió el rol de enganche. Otras reubicaciones fue apostar por Toni, zurdo, por banda derecha. En algún encuentro decidió aprovechar la velocidad de David Rodríguez colocándolo en como extremo izquierdo. Las bajas también obligaron a exprimir su repertorio táctico. Carlos Bellvís, cuya pierna buena también es la izquierda, jugó algunos encuentros en el lateral derecho mientras que la temporada pasada se vio obligado a ubicar a Bustos como recambio de Hugo Mallo.

Estas variaciones tácticas han convertido a este equipo, a la "versión 2.0" de Herrera, en el Celta más goleador de la historia. También tendrá el honor de ser el mejor segundo de la historia de Segunda División Unos logros que tocará rubricar la próxima temporada con la permanencia en la élite del fútbol español.