No hubo sorpresa. Tampoco la paliza del partido de ida. El Academia Octavio dio la cara ante un Atlético de Madrid que visitaba Vigo dieciocho años después. As Travesas vivía, por tanto, un día histórico. Una jornada para saborear y disfrutar de una de las potencias del balonmano mundial. El conjunto rojiblanco se fue del marcador en el ecuador de la primera parte, cuando logró una distancia de cuatro goles con respecto al equipo vigués.

El Academia Octavio dio la cara. Las exclusiones lastraron a los locales, que hoy brindaron un buen partido ante un Central que registró una entrada cercana a las 2.000 personas. Vigo quiso saborear el buen balonmano de uno de los mejores equipos del mundo.

Ganar era una quimera. El objetivo del cuadro vigués para este partido se ha conseguido. Se ha ganado confianza para afrontar los próximos partidos, encuentros que servirán para certificar, de una vez por todas, la permanencia. Además, Quique Domínguez ya tiene disponible a toda la plantilla. Ahora sólo queda sellar el billete que da derecho a competir, una temporada más, en la élite del balonmano nacional.