Fernando Vázquez fue el dueño del banquillo del Celta durante casi tres temporadas, en las que consiguió devolver al conjunto vigués a Primera División y a clasificarlo para la Copa de la Uefa. Su irregular último año terminó con su destitución en abril de 2007. Pero antes fue el encargado de dirigir desde el banquillo las dos últimas visitas del Celta a Riazor, encuentros que terminaron con victoria y que marcan el camino a los de Paco Herrera para intentar lograr el tercer triunfo consecutivo en el feudo del Deportivo.

Vázquez, ahora en el paro, recuerda con cariño aquellos dos encuentros y afirma sentir "envidia sana" al ver cómo se acerca el choque del domingo. "Por supuesto que ver un partido de este nivel aumenta ese sentimiento y esa sensación que uno siente cuando es entrenador", comenta. El de Castrofeito habla sobre aquellos dos encuentros.

"El Celta tenía un equipo muy bien compensado, teníamos un juego muy definido y nos dio muchísimo resultado, los dos partidos en Riazor se nos dieron perfectamente", destaca, argumentándolo por la carga emocional que llevan consigo estos duelos: "Siempre son una alegría especial porque juegas para que tu afición esté contenta, vuelves con una sonrisa en los labios porque sabes que tu gente se fue de Riazor contenta independientemente de cómo hubiera sido el fútbol".

Aunque con el paso del tiempo se le han olvidado los entresijos de cada duelo, lo que le "hace quedarse con los dos porque son victorias ante el rival", la primera de ellas fue decisiva, al ser casi al final de Liga y fortalecer las opciones de entrar en competiciones europeas. El Celta se adelantó en la primera mitad con un gol de Silva y consiguió sentenciar gracias a una contra culminada por Perera a tres minutos del final, habiendo saltado poco antes al campo.

"En algunos casos aciertas y en otros no, Perera era un jugador que siempre nos daba gol y ratificó aquella victoria", señala Vázquez.

El trago amargo para el de Castrofeito fue el hecho que de al año siguiente, la victoria con gol de Nené ante el eterno rival no sirviese para nada a final de temporada. "No sé qué pasó a partir de ahí pero en ese momento sirvió para dar una gran alegría y fue un empuje tremendo", dice.

Habrá una gran diferencia con el choque de este domingo, ya que Herrera alineará un once plagado de canteranos. Vázquez cree que esto es un "arma de doble filo". "Puede ser un punto positivo pero solo si estos jugadores están preparados para asumir ese reto con la tensión adecuada para competir", proclama.

El Celta, ligero favorito

El momento en el que llegan ambos equipos al derbi le hace decantarse por el Celta como ligero favorito, aunque piensa que "todo puede quedar anulado por la tensión de los derbis, las expectactivas que se crean derrumban cualquier pronóstico de un entrenador. Quitando eso tengo la sensación que el Celta llega un poco más consolidado, alegre mientras que el Deportivo está con más dudas y altibajos". Parte de culpa en esto ha tenido la recuperación de Borja Oubiña, un jugador que Vázquez pudo disfrutar en su mejor momento. El técnico solo tiene buenas palabras sobre el vigués.

"Siempre fui defensor de Borja, un jugador que tuvo muy mala suerte pero como está demostrando es fuerte mentalmente. Si se confirma su evolución, el Celta tiene una palanca tremenda para buscar el ascenso por su seguridad, garantía y ser un punto sobre el que pivota el equipo", asegura.

Regresando al clásico gallego, Fernando Vázquez cree que la actitud del Deportivo, al actuar como local, marcará el desarrollo del partido. "Si juega como suele hacer en casa, atacando, pienso que se puede dar un partido de muchas alternativas y goles", finaliza el exentrenador del Celta.