Fran González ejerció de solista en el despliegue coral del Academia Octavio ante el Ciudad Encantada (34-30). El primera línea asturiano, ya gallego de adopción, leyó lo que convenía en cada instante. Repartió juego hasta que el rival apretó el choque. Activó entonces el brazo para sentenciar el triunfo. Una nueva exhibición de maestría, a la que el presidente académico, Javier Rodríguez, se rinde: "Está dando lecciones que debían enseñarse a los niños. Demuestra que al balonmano, además de con físico, también se juega con cabeza". Tal es el enamoramiento que el mandatario anuncia: "Fran González está renovado. Jugará en el Octavio mientras él quiera. Y después se quedará en el club de lo que sea".

El entrenador del cuadro rojillo, Quique Domínguez, coincide en la oda a González. "Da la impresión de que le queda cuerda para rato. Lo veo disfrutar. Conoce muy bien este juego. Ha perdido facultades físicas, pero domina las situaciones. Está donde le apetecía volver a estar desde hace años, en la elite".

La sabiduría de González le permite gestionar situaciones complicadas. A comienzos de la segunda mitad pidió el cambio. Una repentina cefalea lo había dejado demudado. "Me asusté", admite. "Nunca me había sucedido". Comió un plátano. Se tomó una pastilla. Revivió y regresó como salvador, un papel que los compañeros le otorgaron abrazándolo y que él rechaza. "Me tocó a mí, como a otros compañeros en otros partidos. Y salió bien. A lo mejor en el siguiente encuentro fallo".

Sí admite su ilusión infantil con un proyecto que recupera la esencia del balonmano dinámico, una joya extraña en tiempos dominados por el componente anatómico. "La mayor parte de los jugadores nos conocemos del año pasado y los fichajes se han acoplado muy bien. Estamos disfrutando", confirma, aunque avisa: "Va bien la cosa, pero ahora nos tocan los rivales fuertes, que nos bajarán de ahí".

Muestra la misma cautela sobre su futuro. En septiembre cumplió 39 años. "Me haría mucho ilusión poder defender esta camiseta con 40", comenta. "Pero hablar de la renovación es demasiado prematuro". Será a final de temporada cuando examine su cuerpo y su espíritu. De ese análisis introspectivo extraerá la respuesta: "Siempre le he dicho a Javier que prefiero ir año a año. No quiero engañar al club".

Rodríguez ya anticipa que en su propuesta contempla un cierto declive natural conforme avance la campaña. El presidente se entusiasma con un proyecto basado en "gente de la casa"; en una mezcla de jóvenes con empuje y veteranos valiosos. A Vico y Vargas los fichó por dos temporadas. A Dasilva, por una, aunque la continuidad del vigués es más que probable si nada se tuerce. "Está haciendo un temporadón", indica Rodríguez, al que le salen las cuentas. Fijó la permanencia en 16 puntos. El Octavio suma 10 en ocho jornadas. Alargar la vida de este sueño es su empeño.