Año de contrastes para José Luis Bouza "Buzo", con varias medallas añadidas a su palmarés mitigando el fiasco en su asalto a los Juegos Olímpicos. A Szeged había llegado con la tristeza reciente del control de Verducido, en el que abandonó. Cal salió del duelo en aguas pontevedresas con el billete a Szeged para competir en C-1 1.000, distancia olímpica. El cangués ha logrado la plata y la plaza en Londres. El tudense mientras, había viajado a Hungría condenado a disputar el C-1 500 y el C-1 5.000, excluidas del programa olímpico. Pruebas bien diferentes y con resultados igualmente diversos.

Buzo, que se crece conforme aumenta el recorrido, no pasó de la cuarta posición en la final B del 500. Pero ha sabido recuperarse y ayer apretó los dientes en el extenuante 5.000 para apropiarse del tercer cajón del podio. Un bronce mundial que añadir al cosechado en el Europeo de Belgrado en 1.000 metros.

El ucraniano Mykhaylo Koshman y el checo Lukas Koranda, primero y segundo respectivamente, se destacaron a partir de los 2.000 metros. Buzo, quinto en ese instante de ruptura, aceleró el ritmo hasta cruzar la meta en tercera posición. A la ceremonia asistió con la sonrisa

restañada.

En esa extraña relación de rivalidad y colaboración, Buzo y Cal formaron equipo con Benavides y Oliveira en el C1 4x200 metros. El equipo español de relevos quedó quinto.

En pura teoría, Cal ha logrado la plaza olímpica en C-1 1.000 para la selección, sin propiedad invividual. Pero obviamente centrará su preparación en Londres en tanto que Buzo puede volcar su energía en citas como el Europeo. Se antoja improbable un nuevo control eliminatorio, sistema tan denostado por el cangués y su entorno.