El Octavio se duele de la baja de Cerillo, máximo goleador de la escuadra, líder en el vestuario como jugador y en los despachos como gerente. "Me duele en el alma", afirmaba el presidente del club, Javier Rodríguez, a quien tanto ha apoyado en la organización del torneo. Pero es ley biológica y deportiva que la madurez exija matar al padre. O tenerlo al menos ausente durante un tiempo. En el extremo izquierdo se abre un hueco que podría ocupar el canterano Nando, de 20 años recién cumplidos, cuya papel en el equipo ha sido hasta ahora secundario. El partido de cuartos contra el Valladolid será un buen examen. Tanto Quique Domínguez como el propio Cerillo depositan su total confianza en el joven.

"Nando lo va a hacer muy bien. Estoy seguro", afirma Cerillo sin derecho a réplica. "Ha estado entrenando a un nivel muy alto y ya estaba empezando a jugar más. Disputó el primer tiempo ante el Pozoblanco y rindió perfectamente".

Domínguez llora primero a su extremo titular. Su lesión le parece "una auténtica lástima. Por lo que supone deportivamente. Para nosotros es un jugador importantísimo y ahí están sus números. Y como gerente está haciendo un trabajo ímprobo, dedicando muchas horas al club, y se merecía poder disfrutar de la Copa desde dentro de la cancha. La verdad es que estamos muy fastidiados. Pero son gajes del deporte".

El técnico tiene otras alternativas además del relevo natural que supone Nando. A Cacheda, por ejemplo, lo reconvirtió en extremo durante muchos minutos ante el Obearagón. De sus palabras, sin embargo, se deduce que optará por la solución más sencilla: "Confío mucho en Nando. Para él es una oportunidad buena de reivindicarse. Lo merece. No de esta forma, a causa de la lesión de un compañero, pero sí por cómo viene trabajando y evolucionando. Su progresión es muy buena. Ojalá las cosas le salgan bien. Trabajo hay detrás para que cada vez aporte más al equipo".

Nando aguarda con ilusión el partido de cuartos. "Estoy tranquilo. No me espera una lesión tan grave de Cerillo. Intentaré aportar cosas al equipo en los minutos que tenga, sin ninguna presión".

El vigués se ha reestablecido totalmente de la fuerte contusión en la cabeza que se dio en O Gatañal y que le provocó un edema cerebral. "Ya está olvidado. Aunque casi mejor no darse golpes durante un tiempo", bromea. Nando se siente el heredero de Cerillo y quiere empezar a confirmar que será su relevo cuando toque: "Cerillo es el emblema del club. Yo aún soy muy joven. Pero poco a poco tendré que ir demostrando que puedo suplirlo".

Pablo Cacheda y Nando constituyen la avanzadilla de la lujosa generación que el Octavio está criando: Diego Piñeiro, Chantada... "La experiencia de la Copa nos enriquecerá. Vernos a Pablo y a mí en la cancha dará fuerzas a los juveniles y cadetes que vienen". El ciclo de la vida constantemente renovado.