"A quien madruga Dios le ayuda", dice el refrán, algo que se cumplió en la apertura de la temporada de la pesca, que comenzó ayer y que se prolongará hasta el 30 de septiembre. Los pescadores disfrutaron en las primeras horas del día de los mejores momentos, cuando el calor que abrigó ayer a la comunidad durante toda la jornada no era tan intenso. Así, gran parte de los 80.000 pescadores con licencia en la comunidad acudieron a su fiel cita con la trucha.

"Este calor no corresponde a marzo, dificultó las cosas", dice Miguel Piñeiro, uno de los pescadores más afamados de la comunidad, que en el debut de temporada decidió desplazarse hasta el río Dubra y que opina que, en general, fue un comienzo en la línea de los últimos años. "En principio estamos ilusionados, hubo una afluencia elevada en todas las comarcas aunque no completa".

Las condiciones meteorológicas previstas para la jornada de ayer parecían un buen presagio para empezar la nueva campaña y la gente respondió llenando la mayoría de ríos y cotos gallegos. El desenlace, como suele ser habitual: gente que se fue a casa con varias capturas y otra que se tuvo que conformar con "matar el gusanillo" y esperar días mejores.

"No me fue muy bien, tuve pocas picadas pero hubo gente que estaba conmigo que se fue con 5 o 6 truchas, algunas de medio kilo. Unos pescaron y la mayoría, entre los que me incluyo, no, incluso tenía una a punto pero se escapó en el último momento. Podía ser mejor aunque por lo menos se ve que hay truchas y eso es buena señal", dice Alfonso Fernández, que se desplazó hasta el río Avia, en Ribadavia. El vigués destacó lo que venía apuntando los últimos días, que estos comienzos de temporada son más para coger sensaciones y compartir momentos con amigos y compañeros que no ves desde hace tiempo, todo ello beneficiado por el buen día que hubo.

"Nos relajamos un poco, incluso alargamos la comida porque vimos que con las temperaturas que había iba a ser difícil que picaran", destacó.

Triunfa la miñoca

Miguel Piñeiro, que a pesar de estar un poco resfriado no dudó en acudir a su cita con el río, destacó el gran resultado que dio el cebo natural en las primeras horas de la jornada antes de que el asfixiante calor hiciera acto de presencia.

"La miñoca dio muy buen resultado, luego la cosa se fue aplanando un poco pero hubo algunos cotos como en Chaián o en el Tambre donde se completaron los cupos", afirma.

Piñeiro criticó también el estado de algunas aguas por la contaminación: "Es más de lo mismo. Los brizos, un tipo de alga que se forma por la contaminación, dificultaban la pesca". Otro de los factores que complicó que las truchas subieran y estuvieran más a la vista fue la temperatura del agua en algunos momentos, por debajo de 5ºC, poco propicia para que la trucha se anime a comer.

A pesar de todos los inconvenientes que surgieron durante la jornada, el clima general en los ríos y cotos gallegos fue de felicidad, ya que después de seis meses, los pescadores pudieron sacar sus cañas y demostrar que siguen en plena forma esperando ya el próximo día.

"Mañana (por hoy) es festivo pero el martes estaremos ahí al pie del cañón. El que pueda va a ir a diario seguro", asegura Miguel Piñeiro, que como es costumbre, cambiará su ubicación para probar las diferentes posibilidades que ofrece el territorio gallego, algo que también hará el vigués Alfonso Fernández. El Tambre, el Miño en Tui o el Arenteiro se postulan como sus próximos destinos, a los que irán con la ilusión intacta y ya pensando en ampliar miras con el optimismo por bandera.

"Lo mejor es que acaba de empezar y aún queda la iniciación de mayo", concluye Alfonso Piñeiro.