"Para que el partido contra el Obearagón sea decisivo tenemos que hacer antes los deberes y no fallar", proclama el entrenador del Pilotes Posada Octavio, Quique Domínguez. Quedan tres encuentros antes del choque entre los colíderes en As Travesas, el que en teoría debe decidir el ascenso directo a la Asobal. Tres choques para los que Domínguez reclama la máxima atención. Hoy, los vigueses juegan en la cancha del Pines Badajoz. Quizás la salida más complicada que les resta aunque el preparador, siempre prudente, advierte: "No nos quedan desplazamientos fáciles".

Los equipos de División de Honor B, justos en plantilla y calidad, se ajustan a un perfil común: se crecen ante la gente propia, se desnortan ante la ajena. El Pines exagera esta secuencia. Los pacenses ponen en liza su candidatura a disputar la fase de ascenso. Se mueven al límite en esta pugna (son séptimos, a cuatro puntos del Anaita, que cierra el grupo porque el Barça no cuenta a esos efectos). Pero luchan con viento a favor porque su única exigencia era conservar la categoría recién adquirida. Exceden lo previsto gracias precisamente a su rendimiento como locales. Quique lo sabe y se lo recuerda a sus hombres: "Sus números en casa son muy buenos". El 29-24 de la ida, por tanto no sirve en exceso de referencia.

El Octavio acude a la cita sin Barisic, con molestias, y Nando. El vigués ha recibido el alta médica. El coágulo que se produjo al golpearse la cabeza contra el suelo de O Gatañal ha desaparecido, pero está corto de entrenamientos. No parecen contratiempos graves. Ruesga, Mikalauskas o Abramovich no entran demasiado en la rotación. En los instantes de la verdad Quique reduce el uso de sus efectivos a aquellos más sólidos. Y apuesta por lo que le funciona. La victoria ante el Teucro se construyó sobre el centro defensivo formado por Frade y Cerqueira. "Estuvimos sólidos. Paramos las trayectorias al medio de Dasilva, cortamos la conexión con el pivote, pudimos correr. La idea es darle continuidad".

Será una colisión de de murallas y ambición a la contra. Matías Schulz, el portero argentino del Pines, se agigante y catapulta a sus extremos. "Salen como tiros", refleja Quique Domínguez. El Pilotes acepta el envite. A galopar, gritan los académicos. "Nosotros mantendremos nuestras señas de identidad. El balance defensivo posiblemente no es su mejor virtud. Intentaremos que nuestra transición defensa-ataque les impida formar el 6.0".