El Celta y el Barcelona B deberían protagonizar una campaña de promoción de la Segunda División para convencer a los incrédulos que en esta categoría no todo es chocar y golpear. Pocos encuentros de Primera División mejoran lo que célticos y barcelonistas han ofrecido en sus dos enfrentamientos de esta temporada. Con sus evidentes imperfecciones -sin ellas el fútbol no tendría sentido- Celta y Barça B han regalado 180 minutos llenos de electricidad. Parecía difícil de superar lo de la primera vuelta, pero el partido de ayer fue otra locura deliciosa con dos equipos que no se guardaron nada y que ni por un instante se plantearon la posibilidad de guardar lo que ya tenían. El Barcelona, por filosofía; el Celta, porque en estos meses ha desarrollado una ambición gigantesca. Los vigueses pierden el segundo puesto tras el triunfo del Rayo, pero el empate de ayer es de los que refuerzan a un grupo de trabajo. Los de Herrera murieron en el área del Barcelona B. Tenían sobre ellos la amenaza de una contra asesina, pero ni aun así dieron un paso atrás.

El último pase

Suerte decisiva en esto del fútbol y que ayer no le funcionó al Celta. En el segundo tiempo los vigueses generaron infinidad de llegadas claras al área del Barcelona, pero casi todas murieron a la hora de buscar rematador. Los sustos se sucedían, pero la verdad es que Miño hizo pocas paradas porque a los envíos de los vigueses casi siempre les faltó un punto de precisión. Mención especial merece De Lucas. Se hartó a desequilibrar por la banda derecha, pero en el momento en que las jugadas se debaten entre la gloria y la chapuza, casi ssiempre tomó la decisión errónea.

Discreto arranque

Al Celta le penalizó el arranque un tanto contemplativo que tuvo. El Barcelona B y su asombrosa precisión en el pase no es rival al que convenga darle facilidades. El Celta lo hizo. En uno de los primeros ataques catalanes Soriano recibió un balón en la frontal y los centrales recularon en exceso. Permitieron maniobrar al delantero y encontrar a Oriol que ajustició a Falcón.

El lateral izquierdo

Gran problema del Celta durante casi todo el partido. El Barcelona B inclinó el partido hacia ese lado donde las ayudas apenas funcionaban. Roberto Lago se vio obligado a librar un continuo uno contra uno ante Oriol del que salió claramente derrotado. Esa fue la única vía de agua en una defensa que se comportó de un modo notable frente a un equipo repleto de recursos.

Álex López

Puede sonar repetitivo, pero es el descubrimiento de la temporada. Su actuación en el segundo tiempo es la de un futbolista al que se le queda muy justa la categoría. El Celta acabó por superar al Barcelona B gracias al ritmo de su juego, a su dinamismo y en estos tiene mucho que ver el papel de Alex López que siempre empuja al equipo hacia la portería contraria y que es el primero en acudir en ayuda de la defensa. El partido extraordinario del medio fue coronado con un gol que en manos de un agente avispado puede ser un filón. En sesenta metros el futbolista puso de manifiesto su capacidad de sacrificio, su precisión, su velocidad, su carácter combinativo y su llegada al área rival. La ampliación de su contrato debería ser una absoluta prioridad en Plaza de España.

Final de locura

Al partido le queda el mal sabor de que el Celta no haya sido capaz de encontrar el segundo gol pese a las continuas ocasiones de las que dispuso. Al equipo le faltó un poco de pausa en esos últimos metros y tal vez que Herrera hubiese dado entrada antes algo de sangre fresca. A Trashorras, por ejemplo, se le vio algo desconectado en el segundo tiempo.