La Copa Asobal ha ofrecido de forma comprimida toda la pasión que el balonmano es capaz de generar. Ha sido una cita eléctrica dentro de la cancha y accidentada fuera. Las dos escuadras que ayer disputaron la final tuvieron que batallar contra acontecimientos que han escapado a su control.

Talant Dujshebaev envió un mensaje cariñoso "a la familia Entrerríos". Alberto, del Ciudad Real, y su hermano pequeño, Raúl, del Barça, tuvieron que abandonar Vigo a causa de un grave problema familiar que hace palidecer en importancia cualquier título.

Con ellos en el corazón saltaron al Central sus compañeros. Viran Morros lo hizo como los demás, puntual a las 20.00 horas, pese a que a las 17.00 el termómetro que acababa de ponerse marcaba casi 40 grados de temperatura. "La fiebre pudo bajar algo y el chico nos ha proporcionado una gran fortaleza mental", destacó el preparador del Ciudad Real.

Pasqui cuenta con sus propios héroes. "Nos ha pasado de todo. Es de malos perdedores explicarlo". El azulgrana remedó a Mourinho, el técnico portugués, que había calificado su año "con un once de nota" y a Alvés, que por bromear le puso al Barça de fútbol "un doce". "Pues a mi equipo yo le pongo un quince", indica Pasqui, que revela que Igropulo encajó un duro golpe en la primera mitad y acabó el choque con una ligera conmoción". Jermenyr, por su parte, tuvo problemas de salud. "Ha pasado la noche como la ha pasado", comenta sin más detalles Pasqui. "El equipo se ha dejado el alma, estoy orgullosísimo".

Para la intrahistoria queda también la constatación del absoluto divorcio entre Iker Romero, otrora carísimo fichaje, hombre franquicia, y ayer bulto en el banquillo, con la sección gestionada por Masip. Llegó a calentar pero no disputó ni un minuto. Pasqui, pese a la ausencia de Raúl, prefirió exprimir en ataque a Sarmiento.