El Celta ascendió otro peldaño en su travesía hacia Primera División tras derrotar al Las Palmas, un rival con las mismas ambiciones que los celestes. El conjunto canario dejó una pobre impresión a su paso por un Balaídos al que le sobran goteras cuando llueve, como ayer, pero que echó en falta a muchos de los aficionados habituales en las últimas jornadas (apenas 8.000 asistentes). El equipo de Paco Herrera sólo necesitó unas cuantas ráfagas de buen juego para superar a un adversario que no se amoldó a la velocidad del balón sobre un césped resbaladizo y que se mostró demasiado inocente en ataque, a pesar de poseer uno de los mejores registros goleadores de la categoría de plata. El noveno triunfo céltico -sexto en casa- le afianza en la tercera posición de la tabla y le permite abrir una brecha de 7 puntos sobre el Valladolid, que ahora es el que marca el límite de quienes aspiran a disputar el play off de ascenso.

Susto inicial

El ambiente tardó en caldearse en una mañana de borrasca. Presagiaba una jornada anodina hasta que Javi Guerrero apareció a los once minutos para meterle el miedo en el cuerpo a su ex equipo. El veterano atacante madrileño (34 años) remató a la base del poste, pero estaba en fuera de juego cuando en su segundo intentó batió a Falcón. Sonó la voz de alarma en el bando celeste.

Reacción inmediata

Respondió con fiereza el grupo de Herrera, como se espera de uno de los máximos candidatos a uno de los tres premios que se repartirán en junio. Tres minutos después del sobresalto, De Lucas envía un centro envenenado hacia David Rodríguez. El ariete no llega al remate pero allí se encontraba el joven Aythami para hacerle un hermoso regalo al Celta.

Desacierto en el remate

El gol sosegó a los celestes, que iniciaron una buena racha de juego que no se plasmó en el marcador por falta de puntería. Tuvo ocasiones, pero volvió a mostrar un alto porcentaje de desacierto en el remate. La más clara la protagonizó David Rodríguez, que ayer se quedó sin marcar por segunda jornadas consecutiva. El peor porcentaje en este apartado se lo lleva siempre López Garai, el nuevo Giovanella céltico, porque todo lo que lanza el vizcaíno a portería se va al tendido (eléctrico).

Blandura

El Celta cayó entonces en la molicie, esa especie de blandura que le ha llevado a complicarse la vida en más de una ocasión. No aprende a cerrar los partidos cuando el rival casi se lo está pidiendo. En estos pasajes de confusión se echa en falta a veteranos como Quique de Lucas, que ayer repitió otra gris actuación. El catalán ha perdido presencia en el equipo tras su lesión muscular. Esto le conduce a montar la guerra por su cuenta y a meterse en líos y protestas.

Solvencia defensiva

Menos mal que la defensa volvió a mostrarse infranqueable, dirigida por un atentísimo Falcón. La zaga celeste sumó otros noventa minutos sin encajar un gol, y es la quinta vez, en quince jornadas, que ocurre esta temporada. A esta encomiable labor se apuntó ayer con brillantez el vasco Ander Murillo, que suplió al lesionado Mallo en el lateral derecho.

Aumentan los revulsivos

Cuando el partido entraba en una fase peligrosa para el Celta, con el ex céltico Guayre fresco y con ganas de cobrarse alguna que otra cuenta pendiente, Herrera abrió el armario de su banquillo y del fondo rescató a quienes le están salvando de múltiples problemas. Volvió a acertar el técnico barcelonés. Abalo entró por un agotado Alex López -merece más protagonismo en el centro del campo-, y completaron el trío Joan Tomás y Aspas. Los tres, junto con Trashorras, intervinieron en la jugada decisiva, la que llevó el sosiego a los graderíos de Balaídos. La triangulación entre los dos canteranos y el centrocampista lucense la finalizó el gerundense con un lanzamiento seco. El cuarto tanto de Joan Tomás, que iguala a De Lucas como segundo máximo realizador céltico, aseguró el noveno triunfo del Celta, que marca diferencias sobre los rivales