Carlos Mouriño presumió de cantera. El presidente aprovechó una mención mínima al asunto para esgrimir el informe que tenía preparado al respecto. A Madroa en cifras, en un esqueleto matemático que compendia el trabajo ingente de los técnicos que dirige Toni Otero. La salmodia, en un asunto que concita el acuerdo general, narcotizó a la magra asamblea. "Chapó, presidente", gritó el único rebelde de la jornada desde su asiento, seducido al fin, aquietado en sus muchas quejas. El guión le funcionó al club.

Mouriño asegura que la apuesta por el producto propio no es la respuesta desesperada a la crisis, sino un punto esencial en su política desde el inicio. "La cantera es nuestra filosofía, nuestro trabajo y si seguimos por ese camino, nuestra satisfacción".

La tarea china del equipo de Toni Otero le merece a Carlos Mouriño los mayores elogios. El coordinador y sus doce colaboradores presencian cada fin de semana un número mínino de 57 partidos, lo que supone el análisis de 916 jugadores, tanto de la provincia de Pontevedra como del resto de Galicia. Cada técnico, en el reparto de tareas, contempla de tres a cinco partidos entre sábado y domingo.

Mouriño prosigue con su tabla aritmética. En seis semanas, los entrenadores célticos ya han podido evaluar a todos los rivales de sus equipos. Al cabo de la temporada, los participantes de cada categoría habrán sido examinados en cinco ocasiones y por entrenadores diferentes para que cada uno aporte su enfoque.

En total, 5.200 jugadores gallegos están incluidos en el programa de seguimiento del Celta, que también dispone de una red de ojeadores fuera de la Comunidad. El seguimiento es más selectivo, con especial atención a las selecciones españolas y autonómicas.

Toni Otero ha implantado un sistema de calificación de los canteranos que diagnostica su futuro. El Celta tiene 119 jugadores en formación, 52 con una proyección que debiera permitirles llegar hasta el filial y 34 con el talento necesario para irrumpir algún día en el primer equipo (el desglose por generación de esos 86 discípulos aventajados es el siguiente: 16 en el juvenil A, 14 en el B, 18 en el cadete A, 13 en el B, 15 en infantil y 10 en el infantil autonómico). Es de suponer que tales etiquetas no implican un predeterminismo biológico, sino que se deja margen a las sorpresas de la vida. La calidad de A Madroa se traduce en que nutre a las selecciones gallegos en el máximo porcentaje que la reglamentación permite (24 por ciento de un solo equipo). El club olívico, además, ha cedido a 25 de sus canteranos, 4 de ellos en Segunda B (dos en el Coruxo, uno en el Zamora y otro en el Montañés).

Mouriño ensalza el trabajo de Otero. Lo que debiera presagiar la renovación del coordinador, cuyo contrato concluye en junio. "Y por primera vez tal información pertenece al Celta", destaca el presidente, que asegura que de la etapa anterior "no quedaron ficheros, ni del fútbol profesional ni del otro".

El mandatario menciona de igual forma la rentabilidad de los convenios firmados con los clubes modestos ("antes nos escondían jugadores, ahora nos avisan si alguno destaca") y el crecimiento de los campus. De 2 en 2008 se ha pasado a 16 en 2010; de 250 niños, a 1.050. "Estos campus nos han dado pocos jugadores, ocho, pero mucho celtismo". "Ese es el camino, presidente, es el camino", le grita el rebelde, que abandona su guerrilla, rendido.