Quique Domínguez engaña a primera vista. Bajo su piel tranquila late el volcán que se irrita y bracea si el partido se le tuerce. Ayer, sin embargo, el pontevedrés mantuvo una actitud zen durante todo el choque, incluso en los instantes de mayor pasión. Y estuvo también sereno en el festejo, tras reclamar a sus jugadores para formar un corrillo en el centro de la pista. El técnico es consciente de la importancia de la victoria, igual que sabe que la temporada recién comienza.

Para Domínguez, hubo pasión, pero también momentos en que el balonmano lució. "En la primera parte se ha visto buen juego, rápido. Es verdad que en la segunda no hemos estado al mismo nivel, teníamos algunos jugadores fundidos, pero la intensidad y la tensión durante todo el partido han sido las que se presumían en un derbi igualado".

El Pilotes Posada ha ganado con comodidad al Almoradí y con cierto margen al Bidasoa. Pero sufrió ante Anaitasuna, Pozoblanco y Frigoríficos. En los finales apretados parece sentirse cómodo. "Eso lo dan las victorias, esa confianza y moral que te permiten llegar a los momentos decisivos y jugarlos con tranquilidad", explica el preparador académico. "Otros años hubiéramos resuelto de otra manera. Estamos con mucha confianza y de momento va bien", agradece.

La escuadra superó ayer dificultades importantes, como el mal partido de sus extremos, cosa extraña, y una vez más la baja de Rubén Montávez, posiblemente el mejor jugador del equipo. "Rubén sigue siendo un jugador importantísimo pero mira, los que están lo están haciendo muy bien", dice Domínguez, que piensa en Cacheda y en la madurez que está logrando antes de lo pensado al tener que dar ese paso adelante. "Siempre es muy positivo que haya jugadores que aprovechen esta oportunidad de manera admirable".

El Central no se llenó. Cuesta carburar a las aficiones en el arranque de las campañas y más con el descenso aún en el gaznate. Pero las gradas presentaron mejor aspecto, hubo sana mezcla de aficiones y cánticos, y el ambiente resultó caluroso. "Debería haber más derbis", sueña Quique Domínguez. "El ambiente no tiene nada que ver con otros días. Estamos encantados de que estos partidos sirvan para revitalizar el balonmano".

"La marcha del equipo invita al optimismo, pero estamos en la quinta jornada", advierte finalmente el responsable deportivo rojillo. "Queda tanto por jugar. Tenemos que seguir trabajando. Veo al equipo crecer. A partir del lunes pensaremos en el Teucro, que será otra batalla dura", otro derbi para la ilustre historia del balonmano gallego.