"Hace quince días todo era de color rosa y hoy estamos viviendo una pesadilla", resume Serafín Martínez. El ciclismo gallego intenta sobrevivir a su naufragio. Amaneció ayer como tras el funeral de un ser querido, con dolor por la defunción del Xacobeo Galicia y preocupación por la situación de Ezequiel Mosquera y David García, que han dado positivo en la Vuelta a España por consumo de un diurético. Sus compañeros mantienen una fe inquebrantable en su limpieza. "Si tomaron algo, fue de forma inconsciente", indican. Todos confían en que ambos saldrán del brete indemnes o con una mínima sanción. Pero es también hora de que cada uno se preocupe de sí mismo. Ha comenzado la estampida. Los ciclistas buscan equipo a la desesperada, conscientes de que el mercado les ofrece escasas salidas a estas alturas. La retirada es la alternativa. Toda una prometedora generación puede perderse.

Fue día de recogerse en casa, con las familias. Cada hogar es un drama íntimo. A David García le amargaron el cumpleaños. Su mujer sufrió un ataque de ansiedad. La de Ezequiel está embarazada. Preocupa cómo le pueda afectar lo que está sucediendo. Familiares, vecinos y amigos los arropan. Ni una sombra de duda en las miradas y si acaso, indignación con la forma en que se han desarrollado los acontecimientos. "No puede ser que los afectados sean los últimos en enterarse, que lo sepa media Galicia antes que ellos", denuncia Serafín Martínez. A primera hora de la mañana lanzaba José Ramón de la Morena la noticia en "Hoy por hoy". Ezequiel no tuvo confirmación de la UCI hasta casi las dos del mediodía. Entre tanto, las especulaciones se habían disparado. Cuando se supo que no estaban suspendidos, que de momento solo se les abría una investigación, el daño ya estaba hecho.

Todo explotó justo el día en que se apuraban las negociaciones que debían asegurar la supervivencia del Xacobeo. Ayer concluyó el plazo. Sobre la mesa de la UCI, ninguna documentación gallega. El patronato de la Fundación Ciclismo Galego había certificado la muerte del equipo el día anterior. Los posibles patrocinadores se habían retirado del escenario.

"Cometimos el error de negociar contratos sin tener nada firmado. Esperamos hasta el final por el Xacobeo cuando es en la Vuelta donde se cuece todo. Y nos hemos quedado con cara de tontos", indica Serafín.

Todos han activado a sus representantes. "Algo puede haber, aunque el mercado está complicado", explica Delio Fernández. "La situación es de incertidumbre, pero soy optimista". Gonzalo Rabuñal también se incluye en ese club: "Me estoy ofreciendo a todos los equipos".

Cada corredor tiene su propia perspectiva. Ezequiel era el único que había firmado. El Vacansoleil ha suspendido el contrato a la espera de lo que suceda con su positivo. A David García se le van sus tratos al traste. "Casi puedo dar por terminada mi carrera", ha comentado. "Los jóvenes lo podemos tener más fácil", reconoce Delio.

En el Xacobeo convivían varias generaciones. Mosquera y García se contaban entre los veteranos. Gustavo Domínguez o Veloso acaban de llegar a la treintena, dispuestos a disfrutar de su madurez. Y había una generación primaveral, preparada para eclosionar, a la que pertenecen Serafín, Delio y Rabuñal. Se sitúan en los 26 años. En sus manos estaba la próxima década del ciclismo gallego. El futuro pende de un hilo. "Si no encuentro algo decente, dejaré la bicicleta. No vuelvo a amateur. Acabaría la carrera de dirección empresarial", anuncia Serafín. E igual Rabuñal: "Me parece más fácil encontrar trabajo de otra cosa que regresar a un equipo amateur".

Son jóvenes talentos al borde de la jubilación, una paradoja biológica. "Es una pena. Habíamos superado los años de adaptación a la elite, los más difíciles", analiza Serafín. Delio añade: "Estamos en condiciones de explotar y que lleguen los triunfos. Nos hemos ganado un sitio en el pelotón". Lo dice también de aquellos que se ocultan entre tramoyas. Al paro se van cuatro mecánicos, tres masajistas, tres directores deportivos, un gerente, un responsable de comunicación, una oficinista, un médico... "Algunos encontrarán algo, trabajos puntuales en el ciclismo; otros, nada. Puestos fijos no hay", pronostican.

El Xacobeo, legalmente, sigue vivo hasta el 31 de diciembre. Pero es una existencia artificial, de respiración asistida. Casi todos los miembros del equipo están al día. Pero es ahora cuando empiezan los problemas de liquidez. Los cobros dependerán de algún patrocinio que quede sin cobrar o de esa demanda a Karpin por los impagos antiguos. Coletazos de un Xacobeo que es ya una carcasa vacía, privada de glorias y esperanzas.