Eran dieciséis y no catorce. Y no estaba Alvarito entre los elegidos. Sí Borja Oubiña, el único miembro de la actual plantilla que ha sido incluido en el mural que desde ayer decora la fachada de Tribuna. Es también el único futbolista en activo junto a Míchel Salgado, que apura su carrera en el Blackburn.

Esos rostros gigantes, efigies de la historia celeste, observan a los viandantes desde el miércoles por la mañana, cuando comenzó la instalación. Oubiña ignoraba que había sido uno de los elegidos y ayer, a la llegada al entrenamiento a puerta cerrada en Balaídos, se descubrió mirándose a sí mismo, a su yo de diez metros. "Ha sido una sorpresa", reconoce. "No sabía nada y me ha encantado".

Le agrada la idea en sí, un maquillaje para el vetusto estadio. "Queda muy bonito", valora. Pero le emociona especialmente verse entre los grandes. "Llevo prácticamente tres años sin jugar y es muy ilusionante que a uno lo tengan en cuenta. La renovación, ahora esto... Son detalles, cosas preciosas con las que te quedas".

El celtismo, al menos ejerciendo como tal, trabará conocimiento con el mural hoy, con motivo del Memorial Quinocho. El llorado jugador y gerente, asesinado entre esas cuatro paredes, está precisamente junto a los dioses celestes retratados. Será seguramente de los que más acuerdo concite. La selección provocará un interesante debate. Rubén Herruzo, administrador de la web historiadoceltadevigo.net y uno de los promotores de la iniciativa, había enviado al club su propia lista. En ella incluía a Nolete, Rivera, Maté y Alvarito. No a Míchel, Ibarreche, Costas, Pahiño y Oubiña.

El debate es interesante. ¿Porqué Ibarreche, arquero durante cuatro campañas, y no Maté, que lo fue durante doce y trabajó después de todo? El club ha querido que estuviesen representadas todas las épocas. El espacio era limitado. La memoria y la nostalgia resultan infinitas.