Décimo en la clasificación, a seis puntos de los puestos de descenso, cuando restan cuatro jornadas para concluir la temporada. Tras la jornada de ayer, esta es la situación del Celta, que se encuentra a un paso de asegurarse definitivamente la permanencia en Segunda. Los tres triunfos consecutivos en Balaídos le han alejado del peligro, aunque el salto realizado por el equipo vigués en la fase decisiva de la Liga ha sido posible gracias a su seguridad defensiva. Ha sabido blindar la portería de Falcón.

El Celta es el tercer equipo de la categoría que menos goles ha encajado a lo largo de las treinta y ocho jornadas disputadas: 36 tantos suman los celestes. En este apartado sólo le superan dos de los aspirantes al ascenso: la Real Sociedad y el Hércules, que contabilizan 31 y 32 goles en contra, respectivamente.

Lo que en las dos anteriores temporadas supuso un dolor de cabeza constante para el equipo y sus dirigentes, se pudo arreglar en ésta con mucho trabajo y sacrificio por parte de los jugadores y de los técnicos. Desde el primer momento, Eusebio tuvo muy claro que la solución pasaba por implicar a todos los futbolistas.

La solidaridad que ha mostrado el once de Eusebio se vio recompensada en ocho ocasiones, las que el Celta consiguió que el rival no marcase. Ocurrió ante el Rayo Vallecano, el Nástic, el Numancia, el Salamanca, el Córdoba, el Albacete, el Cartagena y el Las Palmas. De estos compromisos en los que salió invicto, seis corresponden a la segunda vuelta del campeonato, donde el cuadro vigués se ha convertido en uno de los conjuntos más fiables defensivamente: ha encajado 12 goles en 17 jornadas.

Curiosamente, las mejores condiciones de su blindaje las ha mostrado cuando peor pintaba en la enfermería. Sus dos principales fichajes del verano pasado para solucionar la sangría de goles encajados continúan de baja. Sergio Ortega se perdió casi toda la temporada por un problema congénito en una rodilla que le ha llevado al quirófano. El cántabro fue titular en la primera jornada, ante el Numancia, y después se le agravó el problema en la articulación. Suma tres apariciones en partidos de Liga, con un total de 143 minutos disputados.

David Catalá logró afianzarse como titular, pero la sanción de cuatro partidos por un malentendido en una trifulca entre Notario y Trashorras y una inoportuna lesión le apartaron del equipo. Lleva casi dos meses de baja al complicársele un fuerte hematoma tras un golpe durante el partido ante el Real Unión. El zaguero barcelonés se ha estancado en los 22 partidos disputados, con los que suma 1.980 minutos.

Ante estos imprevistos, Eusebio tuvo que echar mano de Noguerol, candidato a la suplencia y que ha aprovechado la ocasión para reivindicar un papel protagonista en el equipo, en el que ejerce como capitán.

Al lado del veterano zaguero ourensano han ido madurando jóvenes, como Andrés Túñez. Éste saltó desde el filial para tapar huecos en los partidos de Copa del Rey. Su excelente rendimiento convenció al técnico, que le consideró uno más de la plantilla. El compostelano llamó la atención de la Federación Venezolana, que le invitó a formar parte de su selección de fútbol al conocer que poseía la doble nacionalidad ya que nació en Caracas, donde residió hasta los siete años, cuando sus padres decidieron retornar a Galicia.

En la zaga también destacó Jordi Fábregas, en el que Eusebio confió desde que se hizo cargo del banquillo céltico la temporada pasada. El catalán fue traspasado en el mercado de invierno al Rubin Kazán.

En los costados ha predominado la juventud, pues ninguno de los cuatro laterales supera el cuarto de siglo. El más veterano es Roberto Lago, que a punto de cumplir los 25 años se ha afianzado en el costado izquierdo, por delante de Botelho, cedido por el Arsenal. Por la derecha se han intercambiado el juvenil Hugo Mallo y Vasco Fernandes, aunque el portugués ha desbancado últimamente de la titularidad al canterano.

Además de la labor de los jugadores, Eusebio ha convencido a la plantilla de que una buena defensa parte del trabajo que realizan los delanteros, a los que le requiere que se esfuercen en presionar la salida del balón del rival.

La segunda línea del equipo también ha mejorado sus prestaciones defensivas. Incluso Trashorras, al que siempre se le ha acusado de indolente en la presión, ha acabado asumiendo que se necesita solidaridad para sacar adelante los partidos en un equipo que carece de gol. De hecho, el centrocampista lucense es el máximo goleador del Celta, suma 9 de los 34 goles a favor que tienen actualmente los célticos.

En ese apartado, el conjunto vigués ocupa uno de los últimos lugares de la clasificación. Castellón (34), Huesca (32), Nástic (32) y Córdoba (34) lo están haciendo igual o peor que el conjunto celeste.

La diferencia con estos cuatro equipos es que el Celta ha aprendido a defender mejor y prueba de ello es que se sitúa como tercer mejor conjunto de la categoría en cuanto a goles recibidos. En ello ha basado la salvación.