El Celta B regresa a Vigo de vacío tras un partido en el que a punto estuvo de sacar algo positivo. Y no porque su juego fuera superior al de los navarros, sino porque la suerte y la nefasta actuación arbitral casi dan al traste con la victoria local. Así, tras beneficiarse de un penalti fantasma, el Celta B se puso 3-2 a falta de cinco minutos y pudo empatar de no haber mediado Zabal, que detuvo un misil de Pedro García en el descuento.

Un duelo entre dos filiales promete un buen espectáculo de juego. Esa premisa se cumplió desde los primeros minutos, dónde tras un tanteo inicial el Promesas gozó de una clarísima ocasión en un mano a mano entre Líbano y Hortal que el ariete rojillo no supo resolver. Poco después el partido se pondría de cara a los locales cuando Alba, el último defensor, frenó a con un agarrón rompiendo la ocasión de gol. Roja clara.

El partido entró en una dinámica de choque sin claridad de ideas y eso lo aprovechó el conjunto vigués para lanzarse a la contra. Y de tanto insistir, el filial celeste encontró su premio en una falta botada por Cristian en el m.43. El jarro de agua fría no tuvo efecto en los locales, ya que apenas dos minutos después, cuando el reloj alcanzaba el 45, Palacios remachó a la red tras un córner botado por el Promesas. Así se llegó al descanso.

Los pamploneses resolvieron el partido tras la reanudación. Primero una cabalgada de Gabilondo por la derecha acabó en un pase a Óscar Vega para que el capitán marcase de tiro cruzado. Y cuando la grada aún aplaudía el 2-1, Annunziata robaba el balón en la otra banda y habilitaba a Gabilondo para batiese de nuevo a Hortal.

Ya diez contra diez, el duelo se volvió loco y Zabal evitó el empate en una parada de libro a tiro de Pedro García. Y para redondear su tarde nefasta, el colegiado amonestó en el 49 a Roberto Torres por fingir penalti cuando el portero rival había agarrado del pie al rojillo al ser superado en el área pequeña. Fue tan clara la pena máxima, que cuando el portero visitante se marchaba hacia vestuarios el árbitro le frenó diciendo que la tarjeta era para el local.