Tras veintinueve jornadas de ardua batalla por huir de la quema, el Celta llega al tercio final del campeonato en su momento más dulce de la temporada. Los triunfos encadenados ante el Albacete y el Cartagena sitúan al conjunto de Eusebio ante la posibilidad de encaramarse en lo alto la ola y deslizarse,con un tercer triunfo, hacia la zona plácida tabla. La hora del despegue puede sonar por fin para el Celta. Pocas veces se ha encontrado el cuadro vigués frente a tan ilusionante reto en las últimas tres temporadas y rara vez se le ha presentado la ocasión en condiciones tan favorables, pues los de Eusebio parecen haber encontrado por fin continuidad en su rendimiento y se miden en los próximos tres partidos a oponentes en franca recesión.

La primera parada será el sábado en el Teresa Rivero frente al Rayo Vallecano, un conjunto armado para ascender que vive momentos de verdadera penuria, hasta el punto de que presenta los peores números de todo el torneo en 2010. Una sola victoria ha logrado sumar el equipo madrileño en los últimos doce partidos, en los que apenas ha obtenido ocho puntos de los treinta y seis en juego.

La destitución de Pepe Mel, toda una institución en Vallecas, a mediados del mes pasado, lejos de servir de revulsivo al equipo, ha empeorado las cosas y los de Felipe Miñambres, su actual técnico, llegan al partido del sábado en un momento de precariedad que contrasta con el contenido optimismo que se vive en el vestuario celeste.

Calendario favorable

Y no es el Rayo el único adversario en dificultades al que debe medirse el equipo vigués en las próximas jornadas. El próximo en visitar Balaídos será el penúltimo clasificado, Real Unión, a diez puntos de los célticos, al que el Celta recibe, antes de medir fuerzas con el colista, Castellón (21 puntos), al que muchos dan ya por desahuciado. Claro que antes de medirse a los dos últimos debe el Celta enlazar tres victorias, al go que tan sólo ha logrado una vez desde el últimos descenso a Segunda División. Este curso pudo hacerlo tras doblegar a domicilio al Girona y vencer luego al Elche en Balaídos, pero el posterior empate en la cancha de Las Palmas frustró sus expectativas.

El pasado curso, de la mano de Pepe Murcia, llegó a sumar cuatro triunfos, que el equipo intercaló entre el partido aplazado con el Murcia. Estas cuatro victorias (Zaragoza, Hércules, Alavés y Sevilla Atlético) situaron al cuadro celeste a rebufo de la zona de ascenso e incluso tuvo opciones de pelear por proclamarse campeón de invierno antes de jugar con el Murcia a finales del mes de enero. La derrota encajada en La Nueva Condomina, sin embargo, fue el inicio de un declive en el rendimiento que condujo al despido de Pepe Murcia en marzo y la situación no mejoró tras la contratación de Eusebio.

Hace dos campañas, tras el descenso, las cosas no fueron mucho mejor. El equipo logró enlazar dos veces un par de victorias en toda la temporada (en las jornadas 4 y 5 y 21 y 22) y la permanencia se logró por escaso margen después de que desfilasen por el banquillo hasta cuatro entrenadores.