El Pilotes Posada Octavio arriesga la vida hoy en Alcobendas. Es un tropo literario, una metáfora exagerada, de las que abundan en los relatos deportivos. Lo que está en juego es la permanencia. Rubén Montávez arriesga su voz. Es literal, un diagnóstico médico. A tal punto llega el compromiso del central con el club académico.

Montávez recibió un fuerte golpe en la zona frontal del cuello durante el partido contra el Frigoríficos en O Gatañal. La contusión salvaje afecta a la tráquea y la laringe. El joven causó baja ante el Lábaro Toledo. La victoria viguesa le alivió sobremanera. Vio el encuentro nervioso, comido por la impotencia. Quizás fue entonces cuando se juró participar como pudiese ante el Alcobendas, primer equipo en el que militó tras abandonar el Fútbol Club Barcelona. Durante la semana se ha estado entrenando con precaución. Quique Domínguez lo ha incluido en la lista. Ayer viajó por carretera a la localidad madrileña. Y hoy saltará a la cancha si resulta necesario. Seguramente Domínguez lo pretenda reservar. Él le tirará de la manga con insistencia.

Montávez es consciente de lo que arriesga. Habla en susurros por no forzar sus doloridas cuerdas vocales. Ni siquiera coge el teléfono. Lo hace Cerillo, el capitán, que explica: "Estamos viendo una película en el autobús y Rubén tendría que elevar la voz. No puede".

Cauto en esto, se muestra temerario de cara al choque. El especialista le ha advertido que un nuevo golpe en la zona podría tener consecuencias fatales. El reglamento actual prohíbe que los jugadores empleen ninguna clase de protección en cara y cuello. Montávez jugará con la carne al aire libre, expuesta a la contundencia rival. En caso extremo, podría afectarle a la voz en el futuro. "No es ninguna broma, desde luego. Es un orgullo ver tanto nivel de implicación", se emociona Cerillo.

La causa es común. Edmond Toth padeció hace dos semanas una rotura de fibras y también ha dado un paso al frente. La plantilla hará piña ante el ambiente hostil que les aguarda. "La pista del Alcobendas suele ser una cancha muy difícil para sus visitantes, porque ellos allí aprietan mucho, pero en esta ocasión nosotros vamos a contar con el respaldo de muchos aficionados que se van a desplazar desde Vigo y eso hará que nos sintamos un poco más cómodos sobre la pista", ha indicado a la agencia Efe el entrenador del Pilotes Posada, Quique Domínguez. En ambos bandos entienden el choque como una final y las matemáticas lo refrendan. El Pilotes tiene 11 puntos; el Alcobendas, esos 10 que lo sitúan provisionalmente como penúltimo. Una victoria daría a los vigueses una cómoda renta sobre los puestos de descenso. Algo que, para Montávez, cuenta más que la salud. Literalmente.