El calendario de la competición comprime las alegrías azulgranas. El Barça se proclamó campeón de Copa en Bilbao el domingo. La plantilla regresó a la Ciudad Condal por la noche. El entrenador, Xavi Pascual, apenas ha consentido una cena de celebración el lunes, más allá de las duchas de champán y el jolgorio del momento. Ayer, el equipo se entrenó y se ha desplazado a Atenas. Mañana quieren ajusticiar al Panathinaikos y confirmar su clasificación para cuartos de la Euroliga. Fran Vázquez va y viene juntos a sus compañeros pero con un halo especial, trufando de entrevistas los escasos reposos. Es el hombre del momento, por sobre Navarro o Rubio. El MVP de la Copa ocupa el centro del escenario, algo incómodo con tanto protagonismo.

Coge el teléfono en el autobús que lo transporta de la terminal del aeropuerto al avión con el que cruzará el Mediterráneo. No han transcurrido siquiera 48 horas de su consagración en el Bizkaia Arena. "Siempre que ganas un título el día se convierte en el más feliz de tu carrera. Y en este caso más al haber sido elegido MVP del torneo", acepta, aunque enseguida se desliza hacia la modestia: "En realidad, gran parte de una distinción como ésa le corresponde a los compañeros".

Vázquez es así. El niño de Chantada creció hasta los 209 centímetros, blanquecino, fibroso, desgarbado. Fue sumando vida en su ajetreado itinerario por Málaga, Bilbao, Canarias, Girona o Barcelona. Pero nunca ha perdido la callada insistencia del gallego de interior, esa extraña mezcla de resistencia y resignación. Xavi Pascual se confesaba especialmente satisfecho con la concesión del MVP a "un chico que trabaja mucho en cada entrenamiento y que se lo merece de verdad".

En el pívot lucense parece haber pesado a veces la timidez, como si pidiese permiso antes de emprender cada uno de sus viajes intergalácticos hacia la canasta. Él no se siente así ni renuncia a su personalidad pese al plateado trofeo que ahora guarda en casa. "No soy una persona a la que le guste creerse más que nadie. Mi objetivo es mejorar como jugador en todo lo que pueda, trabajando siempre y siendo humilde".

Ha sucedido a veces que eran otros los que no creían en él, como Ivanovic, que lo empleaba de carne dura en los bloqueos. El ascenso de Pascual le ha resultado providencial. "La verdad es que Xavi habla mucho conmigo y me demuestra su confianza, que es algo esencial para todos los jugadores". Y es con este impulso que se permite destacar entre los N´Dong, Mickeal, Lorbek, Morris o Trías:"En el vestuario hay muy buen rollo. Nos llevamos bien. El que juega menos en un momento determinado envidiará al que juega más, pero de forma sana". Vázquez se beneficia además de sistemas diseñados para él o de la habilidad de Navarro y Rubio para buscarlo en el ´pick and roll´. El lucense añade a "Sada, Lakovic" y otros "con gran capacidad de pase", que alimentan a los ogros de la pintura.

La tarea de gestionar semejante plantilla pudiera parecer un lujo para Pascual, pero supone también la terrible exigencia de saberse con el arsenal que toda Europa envidia. "Somos conscientes de que nos pedirán todos los títulos. Tenemos que convivir con esa presión", indica Vázquez, que a esa responsabilidad suma la de ejercer como gran referente del baloncesto gallego: "Para mí es un orgullo e intento llevarlo de la mejor forma posible".

La Galicia de la canasta aún sueña con verlo de pionero paisano en la NBA. Es el horizonte que se le marcó en el "draft" de 2005, cuando Orlando Magic lo escogió en el número 11. Vázquez prefirió irse a Girona y hoy sigue aparcando la cuestión: "Tengo contrato en vigor, muchos retos por delante con el Barça y me centro en ellos".

"Nunca le he dicho que no a la selección"

La selección española compite con la NBA como tema delicado y recurrente en su agenda. La calidad le alcanza de sobra para instalarse en el combinado. Y sin embargo, con la camiseta encarnada apenas se le recuerda su exhibición ante Croacia en el Europeo de 2005, la insinuación de su potencial antes del mutis. Se cayó de la lista para Japón 2006 en las escalerillas del avión; aquellas molestias que adujo lo descabalgaron de Saitama, donde cambió el rumbo del básquet hispano. El gallego no ha participado en estas glorias ya saboreadas, pero quizás sí en las futuras. El Mundial de Turquía, este verano, debiera suponer su ´reentré´.

El debate, entre tanto, sigue abierto. Técnicos y torneos se han sucedido desde 2006, mientras Fran Vázquez y la selección se rondaban sin encontrarse. Cada ausencia suya en una convocatoria ha generado una nueva conjetura. Al principio, fue su bajón en Akasvayu; después, que si los veteranos lo vetaron en Pekín por no se sabe qué agravios; Scariolo lo quiso en Polonia y ahí fue Vázquez quien pidió una prórroga, que explica: "Hablé claramente con Sergio, le expliqué mis motivos personales y me entendió". Según su versión, la sintonía con el italiano es buena y posibilita su regreso inmediato. "Siempre será un orgullo que me llamen", comenta, porque a su juicio, el aplazamiento no ha sido una negativa: "Nunca le he dicho que no a la selección". En cuanto a las teorías respecto a este asunto, las despacha con cierto hartazgo: "Que cada uno piense lo que quiera".

La cuestión, aunque le pese, adquirirá relevancia e intriga conforme se aproxime la fecha, especialmente si mantiene el nivel que ha ofrecido hasta el momento y se consolida la certeza de que Pau Gasol renunciará. Fran Vázquez sería un secundario de lujo con Pau en la expedición a Turquía; sin el "laker", es la pareja ideal para Marc Gasol en la pintura e incluso un ´center´ coyuntural que acompañar con Felipe Reyes. Un lustro después, su historia con la selección debe reanudarse.