En la década de los sesenta, Caracas es una gran metrópolis, donde los canarios superan a los gallegos como representación más numerosa de la inmigración española. Entre la colonia galaica se encuentran dos vecinos de Bertamiráns, que la capital venezolana les ofrecerá la oportunidad de conocerse, a pesar de proceder de la misma aldea próxima a Santiago de Compostela. Él cruzó el Atlántico para trabajar en el bar de un primo. Ella viajó con su madre, que iba a reencontrarse con su marido.

Los dos jóvenes de Bertamiráns acabaron casándose en la capital venezolana. Allí nació el 15 de marzo de 1987 su hijo Andrés José Túñez Arceo. Cuando el niño tenía 7 años, la pareja decidió poner fin a más de dos décadas de aventura americana y regresó a Galicia. El pequeño Andrés pronto sintió interés por el fútbol y su primer equipo fue el Rosalía de Castro. El Compostela llamó después a la puerta del espigado chaval que había alternado como delantero y como defensa. Tras un excelente año como juvenil, el Celta consiguió llevárselo para A Madroa, donde continuó su progresión hasta convertirse en uno de los pilares del Celta B. Tras superar la campaña pasada una grave lesión, Túñez esperaba realizar la pretemporada con el primer equipo, pero al final no llegó la llamada de Eusebio para unirse a la concentración de Melgaço.

Afrontó el inicio de la presente temporada pensando en cumplir el año que le restaba de contrato en Vigo y después se buscaría la vida en otra parte. Estaba marcado por la emigración y no le resultaría difícil cambiar de residencia, como había hecho a los siete años, aunque no guardase muchos recuerdos de su paso por Caracas, a donde no ha regresado pero que sigue siendo una referencia familiar porque allí reposan los restos de su abuelo.

Sus padres dejaron también muchos amigos en la capital venezolana, donde su madre reconoce que pasó los mejores años de su vida. Ahora, su hijo Andrés le ha hecho rememorar esa etapa de su juventud. Para ella, sería una satisfacción enorme que su vástago vistiese la camiseta de la selección de Venezuela. Su marido, en cambio, tiene más dudas.

La familia Túñez Arceo medita en Bertamiráns la oferta de la federación de fútbol del país suramericano donde los padres de Andrés se conocieron. Venezuela quiere seguir siendo una referencia importante en su vida.