El Balonmán Cangas Frigoríficos del Morrazo recibe al Club Balonmano Academia Octavio Pilotes Posada. Larga denominación, la razón social y el dinero que la sostiene; el corazón y la cartera. Compartimentos habitualmente estancos en el deporte, pero que a veces se funden, si es que la relación se asienta, y al cabo se hace difícil diferenciar en los papeles al club de su patrocinador. Sucede en el derbi de la Ría, que es de motes familiares: el Frigo recibe al Pilotes.

Cuestión de fidelidad. Sobre la cancha se miden los dos equipos con los patrocinadores más veteranos de la Liga Asobal. El Pilotes Posada colabora con el Academia Octavio desde hace veinte años; el Frigoríficos con el Cangas, dieciocho. Viejos matrimonios, de longevidad extraña en esta época de crisis y promiscuidad mercantil.

Pedro Posada, propietario de la empresa de cimentaciones, amplía incluso esa cifra. Le añade el noviazgo extraoficial: "Hace veinte años que firmamos el primer contrato con el Academia Octavio, pero ya llevábamos otros cuatro colaborando". Hace tanto que el eterno presidente del club, Javier Rodríguez, era un vice de pimpín, a las órdenes de su tío, atado a la herencia de su padre. "Y entonces negociábamos con el hermano de Pedro, Bernardo", recuerda Rodríguez.

"Fue una cosa de amigos, de si podíamos echar una mano. Poco podíamos saber que tras tanto tiempo seguiríamos aquí", suspira Pedro Posada. "Empezamos con cuatro duros y hemos pasado a cifras importantes, en euros".

Sucedió de forma parecido en la otra orilla. Había que buscarle reemplazo a Aralva, empresa a la que también han quedado ligados hermosos recuerdos cangueses. Camiña y compañía llamaron a la puerta de Frigoríficos. "Hablaron con nosotros y desde entonces", resume el gerente de la firma, César Iglesias.

Como sucede con el Pilotes, la simbiosis entre club y sponsor trasciende lo comercial. "La relación es más profunda", conviene Iglesias. "Muchos miembros del consejo de administración y trabajadores son aficionados. Es una cuestión de identificación con Cangas y todo lo que eso supone".

Ninguna de las partes se queja de la rentabilidad de su relación. Octavio y Cangas, a cambio de ese dinero, han ofrecido en estas dos décadas más alegrías que disgustos a nivel deportivo. "Sólo un descenso", resume Iglesias, que tampoco le tiene miedo al segundo que parece anticipar esta campaña. Frigoríficos del Morrazo es una mención consignada en toda España gracias al balonmano. "Aunque no seamos una empresa de productos dirigidos al público, ser conocidos y en relación al deporte es muy positivo".

En el bando vigués, el nombre del Pilotes ha sido sinónimo de balonmano alegre. Se ha pronunciado con muchos acentos europeos. E incluso en las penurias se ha mantenido un gran nivel. Javier Rodríguez lo formula en términos matemáticos: "Veinte por veinte. Llevamos veinte años entre los veinte primeros equipos de España porque en nuestra peor temporada fuimos cuartos de la B. Y eso sólo pueden decirlo cuatro o cinco clubes".

La crisis actual pone a prueba la solidez del vínculo. Frigoríficos firma año a año, pero "con vocación de permanecer", indica Iglesias. Pedro Posada, en cambio, no se muestra tan tajante respecto al futuro. "La situación en el sector de la construcción es atroz. Tengo pendiente una reunión con el presidente. Ya veremos. Las cosas no están fáciles". Pero es difícil concebir un divorcio traumático. El propio empresario confiesa: "Me cuesta imaginarme al Academia Octavio sin Pilotes Posada. No son cuatro días".

Antes de ese horizonte, hay otro reto inmediato, que es el de la permanencia. Posada e Iglesias asistirán al encuentro en O Gatañal. Sufrirán con esas camisetas cuya serigrafía les menciona. "Es un partido crucial para los dos equipos", dice Posada. Iglesias aventura: "Seguro que ganamos". Aunque ambos seguirán allí, en el pecho de los jugadores, en caso de derrota.