El Celta cerró ayer la jornada más hermosa de los últimos tres años, desde que descendió a Segunda División. Y lo hizo en una actuación épica, como las que le llevaron a disputar tres finales de la Copa del Rey (1948, 1994 y 2001): derrotó en El Madrigal a uno de los cinco mejores equipos de la Liga española de los últimos años con un gol de penalti en el último minuto.

El tanto de Trashorras convierte a los célticos en los primeros en alcanzar los cuartos de final del torneo del KO. Ahora les espera el ganador de la eliminatoria entre el Atlético y el Recreativoa, que se decide en Madrid, donde los andaluces llegan con tres goles de ventaja.

Con un empate a uno llegaba el Villarreal a casa. Pero Valverde desconfiaba del equipo de Eusebio Sacristán y salió al campo con todo su arsenal. El Celta, mucho más modesto, repetía que había mantenido el sueño de la Copa hasta donde las fuerzas le habían dado y que lo importante era la Liga.

Pero este Celta tiene hechuras de equipo grande. Se le ha visto ante los rivales que dominan en Segunda y en las eliminatorias de Copa ante el Tenerife y el Villarreal. Ayer en El Madrigal le plantó cara al equipo titular de Valverde y con siete jugadores que se formaron en A Madroa. Es más, el redondelano Mateo debutó con el primer equipo y le dio trabajo a Javi Venta, el capitán de los amarillos. Si el consejo de administración tiene paciencia y rechaza las ofertas que comienzan a llegar a Praza de España, el regreso a Primera podría estar cerca.

En la primera media hora, el único que creó peligro fue el equipo vigués. Aspas le dio un susto mayúsculo a Diego López en el minuto dos. El moañés controló un envío de cabeza de Botelho al área y buscó la base del palo largo de Diego López. Le faltaron unos centímetros para sorprender al guardameta lucense.

Con el Celta controlando el partido, sin dejar respirar al "submarino amarillo", llegó un envío de Túñez hacia Aspas, que montó la contra con Mateo y éste se coló hasta el fondo y obligó al portero a cederla a córner.

El Villarreal había logrado enfadar a su afición, que veía peligrar la competición de Copa, pues sólo Llorente había tenido una oportunidad, (m.5). El árbitro, sin embargo, anuló el gol por fuera de juego.

Los abucheos surtieron efecto y Senna movió a toda su artillería, que durante diez minutos le dio trabajo a Yoel. Las ocasiones más claras, las que el portero vigués le detuvo a Cazorla y a Godin, tras sendos saques de esquina.

El Celta se iba a la ducha con las ilusiones intactas y con la impresión de que era posible la victoria. El gol pudo llegar a los ocho minutos de la reanudación, cuando Aspas controló un globo entre los dos centrales, encaró a Diego López y esté despejó con los pies cuando el balón se iba a la red.

Valverde se asustó y recurrió a Rossi. Ya sólo le queda en el banquillo Nilmar. A pesar de haber puesto en escena a todos los titulares, su equipo era incapaz de resolver la eliminatoria. Los minutos jugaban a su favor, gracias a la igualada a un tanto en Balaídos, pero no quería sorpresas de última hora y acabar como el Real Madrid con el Alcorcón.

Eusebio también oxigenó al equipo, con Bustos para ayudar a Vila en la contención. Oriol fue el segundo debutante de la noche. Con el delantero centro del filial, Aspas tuvo más libertad y siguió moviéndose con peligro.

Cualquiera de los dos equipos podía sorprender, porque con el paso de los minutos se perdió el control. El Celta no desistió en su empeño de seguir soñando y siguió amenazando. Botelho, que jugó la segunda parte de extremo, desbordó a Angel, quien le derribó y el árbitro señaló la pena máxima. Era el minuto 90. Trashorras no perdonó. El sueño sigue adelante.